Opinión

La ofrenda de Sánchez al castrismo

Estamos viendo recientemente cómo Pedro Sánchez vuelve a hacer uso de su avión. Esta vez para llevar un regalo a la Cuba castrista: la silla del militar Antonio Maceo. Esa silla fue trasladada a España por el que fuera capitán general de Cuba en 1986 cuando sus tropas combatieron a los insurgentes que querían la independencia de la isla.

Una independencia que, por cierto, si la hubieran conseguido, con toda probabilidad, hubiera desembocado en un régimen imperialista y colonialista a manos de Estados Unidos. Pues, entre estos rebeldes, estaba el general cubano Antonio Maceo, apodado ‘Titán de bronce’ por su fortaleza y valentía, todo hay que decirlo. Y que moría en diciembre de 1896 en el transcurso de una acción de guerra.

Bien, tras ese suceso, el exitoso militar Weyler regresó a España, concretamente a Mallorca, su ciudad natal —paisano mío—. Weyler volvió con dos antiguas propiedades de Maceo: su silla y el reloj de bolsillo que portaba en el momento de morir. Los herederos de Weyler cedieron la silla y el patrimonio del militar, incluida la finca de Son Roca, al Ayuntamiento de Palma.