Un náufrago a la deriva
Una realidad difícil de creer, porque no es fácil de aceptar, es la que nos ha impuesto este Gobierno de desquiciados. Nunca tan pocos se pusieron de acuerdo para hundir a España. Da la impresión de que falsean las leyes para complicarnos la vida. No saben gobernar una nación, les queda grande. Prefieren maquetas chicas del tipo de la república maléfica de Maduro. Ese es el espejo en el que se miran y el que colma sus sucios sueños. Planean prescindir del Rey para coronar a Sánchez emperador de las tribus disolutas. Pero los sondeos aguan la fiesta: vaticinan que el centroderecha va a mandar al limbo el engranaje socialcomunista y que sus caciques acabarán mendigando votos a pie de urna. ¡Ciao, Ciao, mangantes! ¡Adiós, presidente de paja, que no haces más que mentir!
La fama del déspota crece en el exterior -porque él lo dice- ya que nadie le presta la más mínima atención. Lo ven tal cual es: un tarugo que sólo sabe sonreír y cuyo Gobierno, compuesto por peligrosos marxistas, proetarras y catanazis, no aporta nada al progreso de Europa, ni a la buena imagen de la UE. Así que el ególatra no se tire faroles, que apenas es un náufrago a la deriva abrazado a su balsa. Sus días de gloria absurda se esfuman. Perdió su credibilidad, si alguna vez la tuvo. Nadie le cree y todos le abuchean. Es el ser más odiado en España. Algo bastante lógico, después de haber empobrecido si no arruinado a la gente, a costa de enriquecer a sus avaros socios, para que pueda levitar en Moncloa.
Ahora ha reconvertido a sus ineptas e inútiles ministras en guerrilleras feroces, con la exclusiva consigna de calumniar y desprestigiar a Feijóo, Ayuso y Abascal. Los avances del centroderecha en las encuestas y la inquina de la población tienen al sátrapa 100% histérico. Está fuera de sí porque va a perder el disfrute de los palacios reales y de los vuelos en Falcon y Super Puma. Su egolatría y sus muchos abusos se acaban. Tendrá que solicitar refugio en las oscuras saunas gays de su suegro. Qué fabuloso porvenir para tan indigno mandatario. La vida es dura y no perdona traiciones. Quien traiciona a España, recibe castigo. Millones de votos de la oposición mandarán en vuelo regular -ida sin vuelta, a las antípodas- a este farsante, a que baile un lindo joropo con su amigo del alma, el dictador bolivariano.
Desde aquella moción de censura que le instaló en el poder, el maniquí ha dejado clara su incapacidad para gobernar. Por eso echa mano del decreto ley, un instrumento que le excita y usa cuando le da la gana, sin cortarse un pelo. Ya lleva 48 decretazos… en lo que va de legislatura. Los amigos de las estadísticas afirman que supera los 126, habiendo establecido un récord. Su legión de 383 asesores le da muy malos consejos a precio muy alto. Tendría que despedirlos a todos. Pero como de este Gobierno se puede esperar cualquier cosa, les subirán el sueldo. Gastar por gastar, es un vicio que no inquieta a Sánchez. Si ha aprobado 42 subidas de impuestos y ha multiplicado por 9 el aumento de la recaudación fiscal, tiene pasta para hacer lo que le dé la gana, que es lo que hace, aunque esa pasta salga de lo que le quita a las familias y a todos los españoles. No olvidemos que este náufrago a la deriva sobrevive gracias al esfuerzo que hace la nación.
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