Carpe diem

Luz con ojos de mujer

Luz con ojos de mujer

De noche, cuando falta luz, estamos a oscuras. Y en esto, desde que el tiempo es tiempo, no hay excepciones. Pero este artículo no va, como pudiera parecer, sobre el gran apagón que ahora anuncian los agoreros, aunque si se cumplieran los pronósticos nos íbamos a enterar de lo que vale un peine. Esto, estar a oscuras, ocurre siempre que no hay luz, tanto si es en la ciudad, que ahora es objeto de este comentario, como en el campo. Pero mientras que el campo por la noche suele estar bastante desierto, en la ciudad hay vida y desde que se inventaron las farolas de gas, cuando aún existían los serenos, las ciudades están iluminadas.  

Bueno, estar lo que se dice estar iluminadas deberían estarlo porque hay todavía muchas zonas que o bien carecen de iluminación o esta resulta ser bastante deficiente, tanto como para que te den un susto al doblar una esquina o caerte en un bache, que también los hay en cantidad. Y no digamos algo que ocurre con mucha frecuencia, como es pisar un excremento de perro y acordarte de los amantes de los animales, de las ordenanzas municipales e incluso de la alcaldía.

Consciente el Ayuntamiento -y ya era hora de que cayeran en la cuenta de que en Palma en muchas zonas falta luz-, acaba de concertar un contrato de alumbrado para los próximos cuatro años, por un importe de 42,8 millones de euros, para «crear itinerarios» de alumbrado público o sea, dicho sea sin neolenguaje, mejorar la iluminación para que resulte más segura para las mujeres incorporando por primera vez a la iluminación de la ciudad la perspectiva de género.

Porque en Cort han averiguado, según la concejala del ramo que es mujer, los riesgos que tienen las mujeres de tener que caminar por zonas oscuras. Todo lo cual es absolutamente cierto y no cabe cuestionarlo. En consecuencia, una vez resuelto el problema de las mujeres y por las mujeres, también se logrará por añadidura que Palma, diseñada con ojos de mujer, sea una ciudad más eficiente y sostenible al tiempo que más justa y segura y, por añadidura, que también lo sea para los hombres.

Por tanto, como las cosas hay que comenzarlas por el principio, ahora se pondrán a estudiar los lugares donde falta luz o sea, dicho en lenguaje administrativo espeso y municipal, donde presentan más deficiencias lumínicas para tomar luego las acciones pertinentes. Y es que no hay nada mejor que actuar con método porque si no se sabe dónde falta luz se corre el riesgo, con perspectiva de género o sin ella, de dejar las cosas como están, es decir, entre la penumbra y la oscuridad. 

A la vista de cuánto ahora tratan de mejorar, con perspectiva de género y ojos de mujer, hay que agradecer que la otra mitad de la población de Palma, que está mayoritariamente compuesta por varones, excepto las excepciones queer previstas, se vean ahora a su vez favorecidos por todos estos arreglos. Y es que da gusto cuando hombres y mujeres algunas veces logran ponerse de acuerdo y consiguen los mismos objetivos. Como dijo aquél, fiat lux. Y la luz se hizo con perspectiva de género para todos los humanos sin excepciones.

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