Iván enreda desde el detritus

Iván enreda desde el detritus

¡Vae victis! Iván Redondo. Tan listo que parecía y ha devenido en pastor. Hay algo que cualquier gurú medianamente criado debe saber: las mentiras tienen patas cortas y gordezuelas.

No hay semana que se precie donde no termine por desbaratarse alguno de los muchos embustes del susodicho, eso sí, regados con el engolamiento que le caracteriza. Todavía quedan algunos plumillas por caerse del burro, si bien, poco a poco, se descubre la catadura ética del consejero que terminó por creerse que es de verdad.

Ahora, el poder que ayudó con trolas a levantar y asentarse se revuelve contra él cada vez que alguien pregunta. ¡Normal! Por esos lares se cría de todo menos caridad compasiva. Tampoco tiene que extrañar mucho porque el señor Redondo utilizó cuantas malas artes aprendió con los Jesuitas y en los legajos de sus colegas ultras norteamericanos. Quien a hierro mata, a hierro muere. Al que esto suscribe intentó mandarle al averno, presionó a su editor editorial para que le censurara, malmetió contra su director periodístico (este en aquel tiempo le compraba todo, pero ya no tiene poder) y difundió un sinfín de paqueiradas que causan risa.

Bien. Sigue cobrando 8.000 euros al mes como ex. Ganó muchísimo dinero con Bárcenas (207.097 euros) por prácticamente nada, pasó buenas facturas a sus candidatos del PP y durante el 2020, año de la gran pandemia, logró el milagro: mientras el 90% de las empresas españolas bordearon la quiebra, la suya, la que dejó bajo gestión de su mujer por mandato legal, facturó un 325% más. Del dinero no dice ni pío, oiga. Debe explicarlo de una vez por todas el mozalbete.

Se ha convertido en un auténtico apestado en los aledaños sanchistas. Han aparecido en escena dos viejos conocidos de gran y acaudalado jurdó (versión gitana) socialista, Miguel Barroso, el multimillonario por excelencia, y su colega José Miguel Contreras, que no se queda atrás en cuanto a maravedíes. Niegan lo que Redondo va filtrando respecto a sus amigas con pluma e imagino que llevan toda la razón. Iván no se fue: le fueron. Punto.

También me creo que ande llamando a las puertas del Ibex, no porque necesite dinero, no. Lo que realmente necesita es que alguna empresa de relumbrón y capo respetado le fiche para poder seguir presumiendo de sabiendo. Y no hay más, señores.

Lo curioso e incluso irónico del caso es que desde el féretro profesional todavía hay gente en los medios que le compran su barra de pan. La abren y tiene gusanos.

PD. Las andanzas, siempre ramplando para el bote, de Miguel Barroso y José Miguel Contreras han puesto en guardia al presidente de RTVE, que ya no sabe si el ente paga a uno de los migueles por sus producciones para TVE o si es el estipendio por trabajar para Sánchez. Algo parecido sucede en el Grupo Prisa, donde Barroso tiene vara alta desde el punto de vista editorial. Los empresarios audiovisuales privados están que fuman en pipa y no precisamente la de la paz. Oiga, Sánchez, así no. Dicen.

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