Los inapropiados desaires del presidente catalán al Rey

Los inapropiados desaires del presidente catalán al Rey
Los inapropiados desaires del presidente catalán al Rey

La última vez que el Presidente de la Generalitat de Cataluña ha querido dejar patente ante el Rey Felipe VI que los independentistas de esa comunidad autónoma no respetan la autoridad de quien representa a la Jefatura del Estado de España ha sido en la canaria Isla de La Palma. Allí se reunió el pasado fin de semana la Conferencia de Presidentes autonómicos con un contenido claro de carácter económico y de rechazo a la guerra de Ucrania, lo que provocó que a ninguno de los responsables de las comunidades autónomas le interesara quedar fuera de las conversaciones previstas.

Por primera vez en mucho tiempo, el actual presidente de la Generalitat catalana decidió que no era cosa de perderse un encuentro como el del domingo, donde se iba a tocar un tema tan importante para él como es el reparto de los fondos europeos entre las distintas regiones españolas. Y aunque las relaciones entre el Gobierno central y el catalán estén desde hace tiempo prácticamente hibernadas, Aragonés debió pensar que viajar a La Palma bien merecía dejar a un lado los agravios y quejas habituales de los independentistas y desplazarse para participar en la Conferencia. Pero una cosa era poner buena cara ante los responsables autonómicos de otras comunidades, e incluso delante del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y otra muy distinta era renunciar a hacer un nuevo desaire al Rey Felipe.

Así que el señor Aragonés decidió no estar presente en la foto de familia al inicio de la reunión, para remarcar que sigue con su rechazo al representante de la Corona de España, ni tampoco compartir con todos los gobernantes de las comunidades autónomas la recepción informal previa al comienzo de la Conferencia de Presidentes. Un gesto que lo único que muestra es la falta absoluta de sentido de la cortesía institucional que a quien sólo le deja en mal lugar es a él mismo y a los catalanes a los que representa, incluidos los que sí respetan la autoridad del actual Jefe del Estado.

No es la primera vez que Aragonés intenta desairar al Rey -no ofende quien quiere sino quien puede- sino que su actitud es evidente desde la intentona separatista fracasada que hizo que en Cataluña se sacaran carteles a la calle con la frase “los catalanes no tenemos Rey”. Pues sí lo siguen teniendo, mal que le pese a todos los representantes de instituciones catalanas que juegan a un  ridículo escondite en los actos que don Felipe preside en cualquiera de las ciudades de Cataluña que el monarca visita con frecuencia, invitado por las empresas y organizaciones de esa comunidad autónoma que dan así fe de que ellos siguen teniendo a don Felipe como Rey de España. Aragonés, Colau y algún otro defensor del catalanismo a ultranza continúan ausentándose del momento del saludo, ya que ellos, dicen, no se sienten súbditos, pero se sientan a la misma mesa que preside don Felipe sin ningún inconveniente. De esa manera, deben creer, su dignidad queda a salvo y eso es lo más importante para su parroquia independentista.

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