Humillación excesiva
Los pecados veniales se expían con algún rezo breve y un sincero acto de contrición, los mortales reciben mayor sanción y aunque la aplicada al Mallorca parece demasiado severa en atención a su esfuerzo e intensidad, los pupilos de Arrasate no sabían que contra ciertos enemigos no se pueden cometer más errores que los inevitables ni se habían aprendido la lección donde se explica cómo superar una línea defensiva adelantada sin caer en fuera de juego. No vale que tampoco el Real Madrid hubiera aprobado esta asignatura.
Sólo Maffeo pasó el corte merced al cual Muriqi empató poco antes del intermedio cuando la voluntad del más débil minimizaba la superioridad del más fuerte. Gentil e impropio obsequio aparte, ni Ferrán ni Yamal habían encontrado el camino del gol, cortado para los de casa cuando intentaban atravesar el centro del campo debido a un pase excesivamente tardío, al retorno cansino a sus posiciones reglamentarias, escasa precisión y demasiada precipitación. Aun así, contrariamente a lo esperado, había batalla.
Puede que Mojica todavía no haya digerido el ingenuo penalti cometido ante el Valencia hace solamente cuatro días. Debió pensar más en el golazo que marcó en Gran Canaria para adquirir fuerza, ánimo y moral en la misión que se le había asignado: vigilar a Lamine. Lo logró mientras tuvo ayuda, pero en cuanto la perdió de vista como consecuencia del cansancio que sus compañeros empezaban a acusar y el extremo le ganó en velocidad en cada uno de sus mano a mano, se empezó a mascar la tragedia. Penalti, discutido o no, discutible o no, que acabó con la resistencia.
El Barça ha podido superar lo que ha llamado una minicrisis, pero tampoco debería caer en la trampa de aferrarse a una goleada obtenida a lomos de defectos locales que por mérito y buen juego de sus futbolistas, cuya calidad es indudable. Cada uno de sus goles nacieron en pérdidas de balón a medida que los hombres de Arrasate se desgastaban y desesperaban en superar la presión a la que fueron sometidos. Fue una victoria obtenida a partir del desvanecimiento del vencido y no tanto por mérito del ganador en una lucha desigual.
De cara a la Supercopa, dentro de un mes, habrá que tomar nota de lo que cada uno ha hecho bien o ha hecho mal. Hay materia para empollar.