La guerra del gas vuelve a pillar a Sánchez con el pie cambiado

Dice la ley de Murphy que si algo puede salir mal, saldrá mal. Y es que las promesas de Pedro Sánchez de que el envío de gas natural procedente de Argelia está garantizado amenazan con saltar por los aires. En plena  amenaza bélica de Rusia -aliado de Argelia- contra Ucrania, se registró una «reducción de flujo» del único tubo operativo procedente de Argelia durante al menos 36 horas seguidas. Justo cuando el invierno se vuelve más frío.

OKDIARIO publica hoy el documento de Enagás en el que se da cuenta de esa «reducción de flujos». Y una nota aclaratoria: «Debido a restricciones en el lado argelino”. El corte comenzó el 18 de enero a las seis de la tarde y se prolongó hasta las seis de la mañana del 20 de enero. La situación es especialmente compleja porque Argelia ya ha cortado uno de los dos grandes tubos que riegan España con gas natural. El primero fue cerrado el 31 de octubre por el enfrentamiento que mantiene Argelia con Marruecos. Ese tubo pasa por Marruecos y llega a España, con lo que el castigo a Rabat, se convertía de inmediato en un golpe en las reservas españolas.

Con sólo un tubo operativo, la situación se complica para España como consecuencia de la posible invasión del territorio de Ucrania por parte de Rusia, un conflicto en el que el gas ruso se convierte en el principal arma de Putin. Europa depende ese gas como España depende del gas de Argelia, que es un país cercano a la órbita rusa. ¿Y el Gobierno?, se preguntarán ustedes. Pues a lo suyo: repitiendo que el suministro está garantizado y que no hay nada que temer. Más allá del optimismo de Pedro Sánchez, lo cierto es que el tubo de distribución del gas natural procedente de Argelia se ha acostumbrado a marcar jornadas diarias en mínimos. Y es que con Sánchez en La Moncloa todo es susceptible de empeorar. Así que cuando le escuchen decir eso de que «no hay que preocuparse», preocúpense. Y es que la guerra del gas ha vuelto a coger al Gobierno con el pie cambiado.