Opinión

El Gobierno se venga de Israel apoyando la violencia propalestina contra la Vuelta

La ultraizquierda española ha decidido, con la connivencia más absoluta del PSOE, convertir el boicot a la Vuelta a España en un aquelarre propalestino y antisionista, de modo que las últimas etapas a disputar en Madrid sean el fin de fiesta de unas semanas marcadas por las algaradas y los actos de sabotaje. Más Madrid, sin ir más lejos, ha confirmado que participará en las protestas convocadas en la capital de España el próximo domingo, durante la última etapa.

La portavoz de Más Madrid en la Asamblea, Manuela Bergerot, y el portavoz en funciones en el Ayuntamiento, Eduardo Rubiño, han desvelado la presencia de miembros del partido en la manifestación del domingo en Madrid y reclaman a la Delegación del Gobierno en la comunidad que «cuide» a los manifestantes, alegando «amenazas» de represión desde el Partido Popular.

O sea, que insta directamente al Ejecutivo de Pedro Sánchez, del que su líder, Mónica García, forma parte, a defender los actos de violencia por el «genocidio del Gobierno de Netanyahu» y protagonizar una «escalada de confrontación y de violencia verbal» frente a las manifestaciones. Para el ala comunista del Ejecutivo impedir el paso de los ciclistas -el corredor Javier Romo tuvo que abandonar la prueba por las lesiones causadas al cruzársele un manifestante- y cortar la carretera (colocaron el tronco de un árbol a lo ancho de la calzada) es «absolutamente pacífico», por lo que no hay que ser muy sagaz para imaginar hasta dónde pueden llegar con sus protestas del fin de semana.

El Ministerio del Interior ha dado órdenes a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de ser extremadamente comprensivos con los radicales propalestinos, de modo que la imagen que España está trasladando al mundo es la de un país donde su Gobierno avala la violencia e, incluso, secunda el sabotaje de los radicales que han llevado su odio a Israel al extremo de poner en peligro la integridad de los participantes en la Vuelta.