¡Francesco Arcuri, yo sí te creo!

¡Francesco Arcuri, yo sí te creo!

Esta semana, las redes sociales se han inundado de los prototípicos mensajes de los políticos españoles a sus papás por el día del padre. Las políticas de todo cuño colgaban su fotito estival de los años mozos de su progenitor a lo Alain Delon. Una de ellas matizaba en Twitter: “Feliz día papá, sin ti yo no sería la mujer que soy hoy”. Tierno material para una campaña electoral, en la que un padre sonriente de facciones esculpidas por el esfuerzo obrero –sobre el fondo de unas vacaciones modestas en Benidorm o Roquetas– está tan de moda como las listas cremallera y el mercado de invierno de los fichajes gitanos en los partidos. De forma paralela, dos acontecimientos han sacudido el cinismo de estos políticos instagramers: El primero ha sido el nuevo asesinato de dos críos a manos de una criminal, cuya naturaleza, sorprendentemente, no ha sido exorcizada antes de matarlos por ninguna asesora de género ni su lenguaje inclusivo, a pesar de los continuos ruegos de la abuela de las víctimas a los servicios sociales valencianos.

El segundo ha sido el nuevo varapalo judicial a toda la perniciosa ideología de género levantada por todos los cínicos que han homenajeado a sus padres el 19M dándoles las gracias por haberles engendrado y sacado adelante, la sentencia del juez italiano que ha dado la custodia de sus dos hijos a Francisco Arcuri, la víctima de Juana Rivas y de las dos asociaciones socialistas de la Junta de Andalucía cuya estrategia jurídica se ha basado en el secuestro parental amparado durante dos años por las instituciones, los medios de comunicación, el ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy, y las mismas oprimidas de la comisión del 8-M que voceaba hace una semana que las mujeres “Estamos desamparadas por una Justicia patriarcal que nos desampara tanto en violaciones como en problemas de familia». Lo cierto es que, a día de hoy, todavía no hay un solo medio de comunicación o político que haya pedido perdón por haber participado del maltrato de los hijos de Juana Rivas a sus hijos y al padre de estos con el único salvoconducto de ser mujer. Y una mujer no puede ser, jamás, una delincuente. A día de hoy, no sólo no hay un solo político exigiendo responsabilidades penales por la actuación de los supuestos «técnicos» de la Junta de Andalucía en este caso, sino que hay miles de procesos injustos que están triturando familias como la de Franceso Arcuri.

Esas mismas políticas que el 19M asomaban a sus padres a golpe de tuit por Twitter para reivindicar la contribución masculina a la España de las libertades, son las que están aterradas por el coste electoral que conllevaría defender la presunción de inocencia masculina y plantear una ofensiva definitiva que acabara con la LICVG. Y por eso llegaron a anunciar su participación en la marcha feminista del 8M que pretende que las futuras fotografías de nuestros hermanos, hijos varones y amigos sean las de una rueda de reconocimiento en lugar de las colgadas en unas placidas vacaciones familiares. “La manada lleva toga” o «hay que terminar con la justicia patriarcal», el patrimonio moral y la herencia judicial a esta sociedad del PSOE y del “semental de Vallecas” que ahora está convenientemente capado en la Navata a un mes de las elecciones. La sentencia, clara y rotunda, a favor de un padre, sólo ha sido posible en un Tribunal italiano. Si en lugar de la Cerdeña, Arcuri hubiera residido en Granada o en cualquier lugar de España, la sentencia, una vez más, hubiera beneficiado a una pobre «madre coraje» frente a un “ogro machista”, porque en los procesos de separación en España, con la venia de todos los medios de comunicación, todos los hombres son culpables por defecto. ¡Francesco Arcuri, yo sí te creo!

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