Felipe VI magistral, Colau a escaparrar

Cuando una analfabeta funcional se enfrenta a un monarca culto sale trasquilada. Que se lo digan a la Colau que, con tal de sacar votos de la histeria golpista y no soltar la vara de alcaldesa, osó mantenerle un pulso al Rey de los españoles. Sólo a una pretenciosa se le ocurre acometer tal desmesura. Como era de prever, Felipe VI esquivó la ordinariez y la Colaú cayó en ridículo. Item más, el Jefe del Estado dio su apoyo al Mobile World Congress, que garantiza riqueza a la ciudad condal y amplía la fama de los catalanes hospitalarios. Desde que esa bicha se apoderó del sillón municipal, Barcelona dejó de ser la urbe cosmopolita que fascinaba al mundo entero.
Se nos hizo extraño que don Mariano Rajoy quitara importancia a las afrentas que hubo de soportar S.M., en el M.W.C. Aunque tales indignidades, orquestadas por payasos sin talento, como Torrent y la Colau, merecían algún tipo de respuesta. Quizá, nuestro presidente, por andar en Túnez, entregado a los vahídos de la morería, no tuvo huevos para ampliar el 155. Razones hubo, aparte de las caceroladas y demás insultos al rey. De aplicarse la Constitución en lato sensu y stricto sensu, la leninista Colau y el tupamaro Torrent, ya estarían lamiendo rejas junto a los presos sediciosos. Llegó la hora de que se encarcele a cuantos se ríen de los mandatos del T.C.
La Colau fue alcaldesa de Barcelona de chiripa y Torrent, presidente del Parlamento de Cataluña, por carambola. Gentuza amoral, como Guardiola, que cobra del árabe que lapida a las adúlteras y cuelga a los maricas en una grúa. O el prófugo de Puigdemont, que subsiste fuera de sus cabales, pretendiendo gobernar el nordeste de España. Los separatistas disponen de idiotas a granel para enturbiar el futuro. La maldición de ser hijos de una nación que odian, a pesar de que España les haya situado en el mapa mundis, los trae a mal traer. Nacieron cobardes, fariseos y ladrones y padecen tercas recaídas. Pero sobreviven, gracias al dinero que nos sacan.
Por favor, señor Montoro, ciérreles el grifo. Haga lo que esté en su mano para que esa petarda de la Colau y la fregona Puigdemont se piren de nuestras vidas, asfixie económicamente a los catalufos. De no meterles el juez entre barrotes por denigrar al rey. A ver si de una vez por todas nos dejan en paz. Que son un coñazo, nauseabundo e interminable.