España, de todos y para todos

España, de todos y para todos

Con el discurso pronunciado por el Rey Felipe VI ha quedado inaugurada la XIV Legislatura de la democracia  que los españoles nos dimos con la Constitución de 1978.

La de este lunes ha sido una apertura de Legislatura ciertamente atípica, en la que hemos podido contemplar cómo la mitad de los socios en los que se apoya Sánchez para presidir el Gobierno de España del Gobierno de España protagonizaban un desplante contra Jefe del Estado, despreciaban a la Institución de la que cobran su salario a fin de mes y ponían  de manifiesto su deslealtad para con la democracia.

Bien es cierto que los socios de Sánchez se han comportado de forma congruente con lo que viene siendo la acción de su Gobierno, un Ejecutivo que transita entre la esquizofrenia y la chulería, la insolvencia y el vacío, o la radicalización y la cobardía.

El Jefe del Estado ha aprovechado la sesión solemne para hablar claro y sin ningún tipo de eufemismo sobre las obligaciones de los políticos que le escuchaban. El Rey ha recordado lo obvio: «España no puede ser de unos contra otros; España debe ser de todos y para todos». “La esencia del parlamentarismo es el acuerdo; como también lo es el ejercicio del control político por la oposición”. El Rey ha reivindicado la Constitución, el Pacto del 78 y la vigencia y poder de  palabras tales como “»concordia, reconciliación, entendimiento, respeto y, por supuesto, libertad». Y ha afirmado que gracias a ello “España recuperó su autoestima y el orgullo colectivo como la gran Nación que es”.

No se si este lunes tres de febrero “comienza el dolor”, tal y como vaticinó el Rey Felipe VI a Pedro Sánchez cuando este fue a presentarle el Gobierno tras haberlo aireado a través de todos los medios de comunicación. Lo que si debiera comenzar es el trabajo, tanto parlamentario como gubernamental. Confío en que los grupos parlamentarios que no están comprados por el Gobierno harán lo posible  por cumplir con su misión de impulso y control del Ejecutivo; pero teniendo en cuenta los antecedentes no le veo a Sánchez  dispuesto  trabajar “para todos”.

España tiene muchos retos pendientes, algunos urgentes y otros lastrados por el tiempo. Recuperar la senda de crecimiento y la calidad del empleo, acordar un sistema que garantice la sostenibilidad del sistema de pensiones y frenar el fracaso escolar son algunos de los viejos/urgentes problemas que habrían de estar sobre la mesa del Consejo de Ministros. Añadamos a estos viejos asuntos todos aquellos que dan lustre a la agenda llamada “progresista” de este gobierno, todos los “ismos” e “istas” con los que desde el Gobierno se trata de desgastar a la oposición, y nos daremos cuenta  de que tarea no les faltaría si tuvieran a bien acometerla.

Pero no será posible que el Gobierno cumpla con su obligación de trabajar para resolver los problemas de los españoles si no empieza por cumplir la principal misión de cualquier Gobierno democrático: respetar y hacer respetar las leyes, empezando por la fundamental que es la Constitución Española.

A la vista de lo visto, a la vista de los socios que Sánchez ha elegido para gobernar, a la vista de que el jueves de esta misma semana Sánchez se va a reunir en Barcelona con el Presidente de una Comunidad Autónoma que ha sido destituido por no acatar las resoluciones de los Tribunales de Justicia, a la vista de que su socio principal le ha impuesto desde la cárcel una reunión “de igual a igual” con un gobierno presidido por un político destituido y formado por dos partidos políticos que reiteran que volverán a dar un golpe contra la democracia… no parece que este Gobierno vaya a respetar su cometido principal de cumplir y hacer cumplir la ley.

A la vista de que uno de sus Ministros se ha reunido en el aeropuerto de Barajas con una gobernante extranjera que tiene prohibido por la UE pisar suelo europeo por considerarla responsable de graves delitos contra los DDHH, a la vista de que el Ministro en cuestión ha mentido al menos seis veces sobre el asunto, a la vista de que el Presidente del Gobierno le ha respaldado…. no parece muy probable que la tarea principal de este gobierno se enmarque en lo sustancial: cumplir y hacer cumplir la ley.

A la vista de los antecedentes temo que el discurso del rey haya caído en saco roto y que esta Legislatura se convierta en la más fallida -cuando no negativa- de la democracia. Decía en los primeros párrafos de este artículo que el Rey ha apelado a lo obvio, a lo sustancial en cualquier democracia parlamentaria: trabajo,  unidad y respeto de las reglas del juego. Y eso es lo que a mi juicio está en riesgo.  El peligro de la ruptura del consenso del 78 no viene de los nacionalistas, de los independentistas, de los pro etarras o de los populistas amigos de los dictadores que conforman el conglomerado que apoya el gobierno de España.  El peligro de la ruptura proviene de quien encabeza ese gobierno, de Sánchez, un hombre con probada falta de escrúpulos, sin ideología, sin líneas rojas, que ha demostrado estar dispuesto a todo para conseguir o mantener el poder. El peligro de la ruptura del marco constitucional reside en la frivolidad de un gobernante que parecen olvidar que la Constitución española no es un corsé sino un marco en el que cabemos todos, en el que nos movemos los distintos, y que todos debemos respetar.

El peligro de la ruptura no está en la desunión de los constitucionalistas, como algunos se empeñan en decir para repartir la responsabilidad entre todos los partidos políticos, incluidos quienes están en la oposición. El peligro es consecuencia de que uno de esos partidos, el PSOE,  que fue clave en el pacto del 78 se ha pasado de bando y se ha aliado con quienes quieren derogar el sistema constitucional y romper la ciudadanía.

Somos ciudadanos porque vivimos en un Estado de derecho; todo lo que atente contra las leyes del Estado de derecho atenta contra la integridad de derechos delos ciudadanos. ¿Cómo no estar preocupados por la ruptura de la igualdad si quien nos gobierna cree que se puede discutir sobre la unidad de la Nación, última garante de la integridad de soberanía de cada ciudadano?

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