Opinión

La España en tecnicolor de Sánchez

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Su conferencia de prensa (sic) para clausurar el curso político, doce meses preñados de corrupción, abusos de poder y desastres varios, resultó tan enternecedora como significativa. Aquí y ahora, en pleno verano del 2025, continuamos padeciendo a un primer ministro sin pudor alguno a envolverse en verdades a medias, mentiras repletas de delirios y manipulaciones que denotan que conlleva un serio problema. Lleva siete años chapoteando en el más puro realismo mágico, repleto de contradicciones y golpeando con saña a la verdad.

Casi al mismo tiempo que Sánchez se volvía a colgar impudorosamente medallas permitiendo únicamente cuatro preguntas de cuatro periodistas (sic) inflados en su mamandurria, el mejor economista español del momento, el más valiente y determinado José Carlos Díez, al que se conoce bien en la socialdemocracia de verdad, afirmaba esto:

–¿Sabes cuánto ha subido el salario medio español (descontada la inflación) desde 1994?

Y responde el mismo: «Efectivamente, es lo que sospechabas: nada». Y siguen pagando los mismos de siempre. Y lo que es más grave la deuda ha crecido 40 puntos porcentuales que tendrán que pagar las generaciones futuras.

Y a la misma hora el prestigioso The Economist, medio que él mismo cita en su comparecencia para alabar su gestión, determina: «Sánchez se ha convertido en un problema para Europa y para España. Seguirá a costa de todo».

Alardear de los cien millones de turistas que vendrán a España en el 2025 (uno de sus ministros dijo que esa industria es cutre y sin futuro) como si fuera él el responsable de eso. Si la marcha de España crece, menos de lo que el presidente dice, es a pesar de su Gobierno y de sus medidas. Tira hacia adelante de forma modesta (incluso en las macrocifras no manipuladas) por los trabajadores, los profesionales y los empresarios. No le vendría mal que dejara tanto viaje vacuo al exterior (nos ahorraría mucho dinero a los contribuyentes) y se fuera unos días (de incógnito, of course, no habría otra manera) a visitar barrios en las grandes ciudades, pueblos mesetarios y mercados al uso. Podría comprobar in situ que tanto alarde gubernamental, además de falso, resulta hasta ofensivo, precisamente para los sectores a los que presume de defender. Tampoco hecha gasolina, ni paga agua y luz, ni comunidad de propietarios, ni IBI.

La corrupción sólo afecta al PP; los jueces que condenan a sus serviles y que han sido pillados in fraganti son prevaricadores; la prensa libre y crítica con su gestión necesitan gafas para ver y entender lo grandioso que resulta el sandokán de Tetuán. No le basta con RTVE, EFE y demás medios bajo su protección.

Nada como esto se puede colegir de su bien maquillada conferencia de prensa: que quiere seguir cabalgando el poder y que para ello morirá matando. Y todavía no se había descubierto lo último, que dirigentes del PSOE falsificaron durante años títulos universitarios y que se había producido el tercer robo en la casa de José Luis Ábalos, ese hombre al que ahora no conoce. Y acto seguido, helicóptero, Falcon y a La Mareta… ¡Paga el sufrido pueblo español!

¡No tiene arreglo! Desengáñense, no lo tiene.