Los expertos estupefactos con el ‘pez francotirador’: escupe a sus presas a 3 metros de distancia y casi siempre acierta
En los ríos, lagos mares y océanos de todo el mundo existen miles de especies de especies de peces que se adaptan a su entorno de una manera sorprendente. Algunas de ellas son muy curiosas, como el pez arquero, también conocido como «pez francotirador» por su capacidad de disparar chorros de agua con una precisión casi milimétrica hacia presas que se encuentran fuera del agua, incluso hasta tres metros por encima de la superficie.
El pez arquero tiene una serie de capacidades físicas, sensoriales y cognitivas que le permiten corregir la refracción de la luz al atravesar el agua, calcular la trayectoria del chorro y, de esta manera, acertar en el blanco. Más allá de su curiosidad científica, estos peces cumplen un papel ecológico muy importante. Al cazar insectos que podrían dañar la vegetación o afectar el equilibrio de los ecosistemas acuáticos, ayudan a mantener un equilibrio natural en su entorno.
Así es el ‘pez francotirador’
La técnica de caza del pez arquero es mucho más compleja de lo que parece a simple vista. En primer lugar, detecta a su presa, por ejemplo, un insecto posado sobre una hoja cercana al agua. Gracias a su «vista de lince», puede identificar la posición exacta del objetivo. Hay que tener en cuenta que al pasar del aire al agua, la luz cambia de dirección. Este fenómeno, que recibe el nombre de refracción, suele confundir a los depredadores, pero esta especie tiene una habilidad excepcional para compensarlo.
Para «disparar» a su presa, el pez se llena la boca de agua y, a continuación, la expulsa con un movimiento rápido y preciso de la lengua y los labios. Tanto el ángulo como la presión y la velocidad del chorro de agua están milimétricamente calculadas para que no se disperse antes de impactar. Lo más sorprendente es que el «pez francotirador» puede corregir la desviación causada por la refracción para lograr un tiro casi perfecto. Algunos estudios han comprobado que puede acertar con una precisión superior al 90 % en condiciones óptimas.
La visión del pez arquero
Los ojos del pez arquero están adaptados para percibir tanto bajo el agua como fuera de ella. Esto es fundamental porque la luz que proviene del aire se dobla al entrar en el agua, y la imagen que llega a su retina está distorsionada si no se corrige. La coordinación entre el cerebro y los ojos permite que el pez realice un cálculo casi instantáneo, ajustando el ángulo del chorro y la fuerza de salida.
Además, este pez tiene la capacidad de mejorar con la práctica. Estudios realizados en acuarios han demostrado que, cuando son jóvenes, disparan con muy poca precisión y casi nunca aciertan. Sin embargo, después de varios intentos, aprenden a ajustar la dirección, la velocidad y la fuerza del chorro de agua.
«El pez arquero es capaz de disparar chorros de agua con gran precisión para cazar presas situadas por encima de la superficie del agua, alcanzando objetivos a más de dos metros de distancia. Estudios anteriores sugerían que la fuerza del impacto se concentraba en la punta del chorro tras unos 10 cm, lo que permitiría golpear con suficiente potencia a cualquier presa dentro de su rango. Sin embargo, investigaciones más recientes con peces entrenados muestran que este ensamblaje del agua no ocurre tan rápido. Al disparar a objetivos situados a 20, 40 o 60 cm de altura, los chorros tardan mucho más en enfocarse, completándose justo antes del impacto. Los peces ajustan la distancia de concentración del chorro según la altura del objetivo, demostrando un control preciso y adaptativo sobre su técnica de caza. Este hallazgo revela un nivel de sofisticación sorprendente en un comportamiento aparentemente simple», recoge Current Biology.
¡#BuenosDías! El pez #arquero (género Toxotes) casi siempre acierta a sus presas hasta 3 m por encima del agua, corrigiendo la #refracción de la luz al pasar del aire al agua y luego al ojo cuando apuntan • pic.twitter.com/eToMEi4BVH vía @Rainmaker1973 #VideoCiencia @BBCOne 🏹
— Apuntes de ciencia (@ApuntesCiencia) February 24, 2021
Además, esta especie es un modelo de estudio muy valioso para diferentes ámbitos de la ciencia aplicada, como la óptica, la robótica y la ingeniería. Su habilidad para ajustar la fuerza y la dirección de los chorros, así como para calcular su trayectoria, ha despertado el interés de científicos de todo el mundo. Asimismo, en el campo de la neurociencia, permite estudiar de qué manera el cerebro integra la información sensorial.
En definitiva, la habilidad para cazar del «pez francotirador» y su adaptación al medio lo convierten en un ejemplo de lo fascinante que puede ser la naturaleza.
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