Dos graves atentados
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Coincidiendo en un mismo tiempo, aunque de naturaleza distinta, se acaban de producir en la isla dos vergonzosos atentados que afectan el uno al patrimonio histórico y el otro a la naturaleza, impropios de un lugar que se estima respetuoso con el entorno. El primero se refiere a Es Baluard, hoy museo, cuya terraza sobre la muralla renacentista pretende, si alguien no lo remedia y siendo ahora un espacio público, verse ocupada por un negocio de restauración que destroza completamente la perspectiva y limpieza de un espacio histórico y lo acabará privatizando. Siendo El Baluard un museo público dependiente de un patronato bajo el control de tres administraciones, algo así no debería haberse permitido nunca.
Comenzando por el propio museo, insensible ante esta situación, pero, más aún, pasando por el Ayuntamiento de Palma y cuyo alcalde es hoy un arquitecto se supone que respetuoso con el patrimonio histórico e arquitectónico y que lamentablemente no debería permitir semejante atentado. Privatizar las terrazas de Es Baluard es algo que debería evitarse a toda costa. Y si no es así, pesara sobre la conciencia de unas autoridades que al parecer carecen de cualquier sensibilidad y de estricta justicia.
El segundo atentado, más vergonzoso si cabe, se refiere a haber cubierto de cemento la zona rocosa próxima a Cala Bendinat para convertirla en un espacio a ocupar como uso privado con sombrillas y tumbonas. Se trata de atentados distintos, obviamente, uno permitido por autoridades públicas y otro perpetrado por empresarios irresponsables que, si acaso, podrán ser sancionados, aunque no se logre restablecer el lugar rocoso que en su día fue. Así, atentado más atentado, se va destruyendo nuestra identidad.
MARTES: HE AQUÍ UN PROBLEMA SIN SOLUCIÓN. Gracias al presidente actual, que devolvió el Sáhara a Marruecos por su propio capricho o, si acaso, por supuesto chantaje, Argelia en consecuencia no permita ahora la extradición de sus ciudadanos sometidos a expulsión. Y este problema afecta directamente a Palma. Varios supuestos delincuentes argelinos, autores de violentos atracos y robos, fueron expulsados de Son Gotleu al haber sido atacadas personas de etnia gitana y verse a su vez agredidos por este colectivo en una pelea entre etnias. Y el problema se ha trasladado ahora al Arenal donde, al ser una zona turística, la situación de descontrol se puede agravar ya que, por una parte, existen muchas más posibilidades de delinquir y por otra puede acabar afectando la buena imagen de una zona turística que presume de tranquila. Pero, mientras, qué se hace con este colectivo de delincuentes. Serán necesarias al mismo tiempo soluciones policiales y sociales para erradicar este problema.
MIÉRCOLES: EL FIN DE CINCO SIGLOS. Probablemente finalizado el verano, la comunidad de jesuitas de Montesión dejará Palma para asentarse en otros lugares donde existe la Compañía. Se pondrá con ello fin a una estancia en la isla de cinco siglos donde la comunidad ha ejercido una labor de liderazgo, especialmente en el campo de la educación y que ha permitido incluso a uno de sus miembros ocupar un lugar en la santidad. Trasladada la comunidad actual, ciertamente de edad avanzada, a saber, de los proyectos de ubicar en aquel espacio un centro de investigación, desistir de la reforma de un lugar para la comunidad y, especialmente, qué se va a hacer con la actual iglesia que lleva ya más de un año cerrada. Sea como fuere, el cierre de Montesión, por decisiones superiores es una noticia que causa una profunda tristeza.