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La casa de Karlos Arguiñano en el País Vasco, con vistas al mar y cocina de lujo, valorada en 1 millón

Karlos Arguiñano
Karlos Arguiñano. (Foto: EFE)
Marta Morales
  • Marta Morales
  • Graduada en Estudios Ingleses por la UA. Tras estudiar el Máster en Comunicación de Moda y Belleza (VOGUE) por la UC3M empecé a escribir para Glamour y Vogue, en ‘print’ y en digital, aunque terminé queriéndome enfocar en el sector del lujo. Por este motivo empecé mi andadura en COOL the lifestyle. Y aquí me encuentro, ejerciendo de redactora y periodista multimedia, especializada en belleza, moda, viajes y estilo de vida. Además, en mi afán por aprender y compartir lo que más me gusta, en junio de 2023 finalicé el Máster en Formación para profesora en la Universidad CEU San Pablo. Puedes seguirme en Instagram @martamoralesb.
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Karlos Arguiñano es uno de los rostros televisivos más queridos, al menos así lo siento yo y así lo recuerdo cuando era pequeña… Es un día cualquiera entre semana, de esos en los que casi podría caminar con los ojos cerrados hasta casa de mi abuela. Antes de llegar a la puerta me acompaña el ruido de la calle: voces de niños lejanas, el chirrido de un carrito, el eco de una moto que se pierde… Luego, el piar de los pájaros se mezcla con otro sonido aún más reconocible: la voz de Karlos Arguiñano. Esa voz, tan suya, tan particular; la tengo tan interiorizada que me resulta hasta familiar, como la de alguien a la que veo cada semana. Mientras ayudo a preparar la mesa, mi abuelo, con su humor de siempre, apaga la tele entre risas y suelta: «¡A todo tiene que ponerle perejil!», como si de un ritual se tratase. Está claro que, la hora previa a la comida, la elección del canal de la tele es cosa de mi abuela.

Admito que en aquel momento pensé que mi abuelo estaba un poco quemado de tener que escucharlo a diario. Años más tarde, sin buscarlo, leí una entrevista al cocinero en la que Karlos confesaba que el denominador común de todos sus platos es el perejil. Karlos Arguiñano dijo: «La salsa verde es la salsa de los guipuzcoanos. ¡En todas las casas hay un vaso con ramitas de perejil!» Me entró un pinchazo dulce de nostalgia. Lamentablemente, mi abuelo ya no puede leerme, y sé que nos reiríamos juntos si siguiese en este mundo. A continuación, viajamos juntos al País Vasco para conocer la casa de Karlos Arguiñano, con vistas al mar y cuya cocina es la protagonista. ¿Nos acompañas?

Karlos Arguiñano
Karlos Arguiñano. (Foto: EFE)

El chef es un enamorado de su tierra del que se siente orgulloso. También lo era mi abuelo, quien aunque fuese de La Terreta apoyaba la filosofía del cocinero quien defendía que «como en casa, en ningún lado». Karlos Arguiñano es conocido no sólo por su trayectoria como chef televisivo, sino también por su estilo de vida sencillo y muy arraigado a sus raíces. Vive en Zarautz, su pueblo natal en la costa guipuzcoana, un lugar en el que ha sabido compaginar su amor por la gastronomía con la tranquilidad de la vida en familia. Allí reside con su esposa, María Luisa Ameztoy, con quien lleva décadas de relación, y da la casualidad que mi abuela y la esposa de Arguiñano comparten nombre.

La casa de Karlos Arguiñano en el País Vasco, con vistas al mar y cocina de lujo, valorada en 1 millón
(Foto: divinity.es)

La casa de Karlos Arguiñano en Zarauz

Si echamos un vistazo a la cocina de su hogar y recordamos la del plató de su programa en Antena 3 podemos notar el estrecho vínculo que guardan. Ambas comparten un diseño funcional y acogedor, destacando una imponente isla central que se convierte en la protagonista del espacio. En ella se encuentra la placa vitrocerámica, rodeada de armarios y cajones donde se organiza cada uno de sus utensilios y accesorios culinarios.

Uno de los elementos más llamativos es el uso del mármol en tono beige, el cual aporta un aire elegante y cálido al ambiente. Esta superficie se complementa armoniosamente con la madera oscura predominante en el resto de la estancia, creando una mezcla equilibrada entre tradición y modernidad.

La casa de Karlos Arguiñano en el País Vasco, con vistas al mar y cocina de lujo, valorada en 1 millón
(Foto: Cocina Abierta)

La cocina se abre sin barreras al salón-comedor, generando una continuidad visual y funcional que invita a compartir momentos. Allí se encuentra una amplia mesa rectangular, ideal para seis u ocho comensales, además de otra mesa ovalada situada estratégicamente frente a un gran ventanal que inunda la estancia de luz natural.

La casa de Arguiñano, se encuentra en el segundo municipio más caro de la provincia, y el coste del metro cuadrado es de 5.346 €, según expone el Idealista. Por lo tanto, la mansión en la que reside el cocinero podría superar el millón de euros.