Este 4 de junio, Angelina Jolie celebra su cumpleaños número 50. Medio siglo de vida que ha transcurrido entre luces de alfombra roja, proyectos solidarios, maternidad, rupturas muy mediáticas y una constante reinvención. Pero lejos del bullicio de Hollywood, hay un lugar donde la actriz, directora y activista ha encontrado refugio, estabilidad y, según dicen quienes la conocen, incluso paz. Ese lugar está en Los Feliz, en la cima de una colina, dentro del exclusivo y resguardado enclave de Laughlin Park, y se trata de una de las propiedades más emblemáticas de la ciudad: la antigua mansión de Cecil B. DeMille, productor, actor y director de cine estadounidense.
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La mansión de Angelina Jolie en Los Feliz
Construida en 1913, la propiedad de estilo Beaux Arts con influencias neoclásicas y mediterráneas, posee todo el esplendor de una película clásica de Hollywood. La mansión principal se alza con elegancia sobre más de 11.000 pies cuadrados (unos 1.000 m²), e incluye seis dormitorios, diez baños, una biblioteca con chimenea, un comedor formal con paneles de roble y una cocina reformada, pensada tanto para chefs profesionales como para una madre con ganas de conectar con lo cotidiano.

Pero si el interior impresiona, el exterior es puro cine: los jardines diseñados al estilo europeo cuentan con rosaledas, fuentes de piedra, una piscina tipo resort con casa de piscina anexa (que hoy funciona como gimnasio), una casa de invitados y un estudio independiente que Jolie habría adaptado como oficina y zona creativa. Desde lo alto, las vistas son inigualables: se divisa el Observatorio Griffith, el centro de Los Ángeles y, en días despejados, el Pacífico.
Angelina Jolie adquirió esta casa en 2017 por 24,5 millones de dólares, marcando el récord de la transacción inmobiliaria más cara en la historia de Los Feliz. La propiedad estuvo en manos de la familia DeMille durante décadas, hasta que fue vendida en los años 90 y remodelada con esmero para preservar sus elementos originales: techos altos, molduras clásicas, escaleras de mármol y vitrales artesanales.

Jolie, que tiene un ojo preciso para la arquitectura histórica y los objetos con alma, no sólo compró una casa: compró una historia, un legado de Hollywood, y lo convirtió en un santuario personal.
La actriz, directora y activista ha confesado en entrevistas que esta casa ha sido parte esencial de su proceso de sanación tras su separación de Pitt. «Estoy aprendiendo a ser ama de casa», declaró en una entrevista para Vanity Fair, confesando que ahora cocina, decora y disfruta de los momentos simples. «Me encanta la antigüedad, los espacios con historia. Aquí siento que mis hijos pueden crecer en paz», añadió.

Jolie vive en la mansión con sus seis hijos: Maddox, Pax, Zahara, Shiloh y los mellizos Vivienne y Knox. Aunque cada uno tiene su propio dormitorio, la casa también está diseñada para la convivencia y la introspección. No hay una gran sala de entretenimiento con pantallas gigantes: hay libros, zonas para pintar, leer o simplemente estar.
Solidaridad en tiempos de crisis
Durante los incendios forestales de Los Ángeles, en varias ocasiones, Jolie ofreció su casa como refugio para amigos evacuados. «No sólo abrimos las puertas, también cocinamos juntos y compartimos el espacio», contaron fuentes cercanas. Este gesto, más allá de la anécdota, muestra otra faceta menos conocida de la actriz: su compromiso con el bienestar de los demás, también en lo cotidiano.

Elegancia atemporal y decoración personal
Aunque no ha abierto las puertas de su hogar, sí se sabe que Jolie ha mantenido el carácter original de la casa. Los suelos de roble fueron restaurados, los muebles son una mezcla entre antigüedades europeas, piezas de arte africano y toques minimalistas. En vez de seguir una tendencia, Jolie prefiere rodearse de objetos que signifiquen algo: fotografías familiares, libros de derechos humanos, arte contemporáneo con mensaje.