De lo más tonto que he oído en mi vida

De lo más tonto que he oído en mi vida

Manuela Carmena es un chollo. Y no precisamente para los vecinos de Madrid, que ven impotentes cómo la gestión de la alcaldesa que perdió las elecciones dispara hasta límites insospechados el caos circulatorio, la suciedad de las calles y el enfrentamiento guerracivilista entre madrileños. «Manola», que es como la llamaban sus compañeras de colegio burguesón (Las Damas Negras), es un chollo para sus rivales políticos y para los fabricantes de memes y demás montajes interneteros. La juez decana que se jactaba en los 90 de haber duplicado en un año el número de desahucios es una persona agradable en el trato y profundamente sectaria en el fondo pero, sobre todo y por encima de todo, se está revelando como una auténtica crack en el difícil arte de hacer el ridículo. La primera edil es a las charlotadas lo que Leo Messi al fútbol: una número 1. Sale a un par de jaimitadas diarias.

Cuando todo el mundo libre estaba respaldando emocionalmente a Francia y políticamente la decisión del socialista François Hollande de bombardear a saco al Estado Islámico en sus santuarios sirios, llegaron los podemitas y parieron una suerte de canalladas verbales que los retratan a la perfección. Unos, como Pablo Iglesias y su banda, han quedado como unos miserables que se niegan a apoyar el pacto antiyihadista, que endurece el reclutamiento y la captación de terroristas en las redes sociales y que establece la cadena perpetua (conocida en España por el eufemismo de prisión permanente revisable) para los asesinos. Y otros, con Carmena como máximo exponente, van camino de pasar a la historia como una broma de mal gusto. Todo ello por no hablar de quienes, como Miguel Urbán, directamente justifican o cuasijustifican los atentados de París, que han asesinado a 129 personas y herido gravemente a más de 300. No haré mayores análisis de unas palabras que se comentan por sí solas: «Hay muchísima gente que aquí [en Occidente] no tiene ninguna salida, se ha fallado en estructurar a personas que no ven otra salida que inmolarse». Vamos, que la culpa de que estos hijos de Satanás sieguen la vida de los caricaturistas de Charlie Hebdo, maten a los clientes de un supermercado kosher o perpetren la matanza de hace ocho días es de las democracias europeas. Claro que estos impresentables son los que responsabilizan a Aznar del 11-M olvidando que las bombas las colocaron terroristas islamistas. Yo que Miguel Urbán no pasaría cerca de los hijos, las hijas, los maridos, las mujeres, los hermanos, las hermanas, los padres y las madres de las víctimas porque le llamarán de todo menos guapo.

Lo de Carmena es más bucólico, más de jardín de infancia y, por tanto, menos peligroso. En apariencia, al menos. La primera edil capitalina provocó un auténtico shock mundial al descubrir el lunes el arma infalible que acabará con ese nuevo nazismo que es el islamofascista Estado Islámico. Criticó la guerra justa de Hollande con el siguiente argumento más propio de Heidi o Marco que de la seriedad que se le supone a la titular de la vara de mando de una ciudad con más de 3 millones de habitantes: «Hay que responder con paz a un acto de barbarie, la respuesta no es la venganza sino hablar, escucharnos, oírnos y tratar de comprender al que uno tiene enfrente». Por si no hubiera quedado claro, 48 horas después abundó en una teoría que sería para reír si no fuera para llorar: «Hay que hacer posible la empatía, para intentar ver en el otro a un ser humano».

Hombre, Manuela, qué quieres que te diga, en el jefe del Estado Islámico no veo a un ser humano, ni un chico comprensivo. Como tampoco lo veía en Adolf Hitler o en Josef Stalin. En Al Baghdadi observo a un auténtico psicópata, a un pirado, a un ser diabólico, a Belcebú. Y así como el mundo libre aniquiló hace 70 años el nazismo, el mismo mundo libre se ve en la necesidad de pulverizar al Estado Islámico 70 años después. O ellos, o nosotros. O las luces o las sombras. O libertad de pensamiento o teocracia. O igualdad entre hombre y mujer o sumisión. O derechos humanos o inhumanidad. Si quieres la paz, prepárate para la guerra, que decían los clásicos. Con los intolerantes hay que ser intolerante. Y con los asesinos en masa, inmisericorde.

Tampoco te vendrían mal unas leccioncitas de historia. Para acabar con el nazismo no se tiró ni de empatía ni de diálogo. Hablar con Hitler sólo sirvió para dar alas al más despreciable ser de la historia de la humanidad. Hubo que aniquilar al Ejército nazi para acabar con el nazismo. Hubo que sacrificar miles de vidas de jóvenes estadounidenses, británicos, australianos, franceses, belgas y rusos para impedir que el imperio del mal sometiera a toda Europa, que es lo mismo que decir a todo el mundo. Si el mundo libre no hubiera entrado en guerra, si hubieran seguido tirando de empatía con Hitler como hizo el patético Chamberlain, hoy todos estaríamos obligados a levantar el brazo en el viejo continente. Claro que a ti eso no te supondría mucho esfuerzo: como integrante del muy franquista Sindicato Español Universitario (SEU) ya lo hacías…

Yo no me veo hablando, dialogando y dando la mano a unos tipos que asesinan a ciudadanos en Europa por el mero hecho de ser eso, ciudadanos, a malnacidos que degüellan a todo el que no piensa como ellos, a hijos de mala madre y peor padre que despeñan o cuelgan de las grúas a los homosexuales, a basura humana que crucifica a los cristianos y esclaviza a las mujeres. ¿Tú crees de verdad que puedes ir a hablar con unos tipos que meten en una jaula a unos prisioneros de guerra y los sumerjen en una piscina filmando, además, las horripilantes escenas del ahogamiento? ¿Tú piensas que la empatía provocará que los terroristas que ejecutan a otro rehén aplastándolo con un tanque se conviertan en unos demócratas? ¿Tú siquiera entiendes que dialogando se puede reconvertir en una persona normal a un tipo que mata a un soldado enemigo arrastrándolo de una moto en un macabro recorrido en el que los brazos se van quedando por el camino? ¿Tú en serio opinas que se puede comprender a los salvajes que asesinan a un piloto jordano incinerándolo vivo en una mazmorra al aire libre? ¿Tú ves a un ser humano en las bestias que acribillan a 200 niños sirios cuyo único delito era profesar la fe cristiana? Yo te propongo que antes de seguir soltando tal sarta de memeces te veas los vídeos que recogen estas atrocidades. Los tienes, por ejemplo, en el diario argentino infobae.com. Y si por aquello de la edad, las nuevas tecnologías te superan, no te preocupes que yo te mando unos dvd para que te ilustres de cómo son se las gastan éstos a los que tú calificas de «seres humanos».

A ver si nos enteramos, alcaldesa. La guerra del socialista François Hollande es una guerra justa. Y desde ayer bendecida por la ONU. Si después de analizar el catálogo del horror del Estado Islámico sigues en tus trece concluyendo que se les puede reconducir por la vía del diálogo y la empatía, te propongo que llames a Pablo, cojáis los bártulos, os vayáis a Irak y os entrevistéis con ese nuevo Hitler que es Al Baghdadi. Eso sí, no os cisquéis en Mahoma ni en Alá. Y dile a Rita que no se meta en topless en una mezquita. Esto último os lo digo porque os aprecio. Y si volvéis con la paz y la reconversión del MAL ABSOLUTO iniciaré una campaña para que la Academia Noruega os otorgue el Premio Nobel de la Paz. Palabra.

 

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