PRIMERA LÍNEA

Cuando Baleares era territorio de moderación

Baleares

Revelador, el titular de un diario local el 24 de enero: La izquierda balear retrocede a sus niveles de diez años atrás.  Era lo único revelador, porque el contenido del artículo ya era otra cosa. Pondré un ejemplo. El firmante, ante el retroceso de Podemos -en Baleares- de cara a las Generales del mes de diciembre, se despachaba así: «Si la debilidad de Podemos se extiende a las autonómicas», atentos ahora, «una perspectiva lógica al tratarse de un partido estatal es que se tambalea la posibilidad de una tercera victoria consecutiva del Pacte de Progrés». Algo no me cuadra de este análisis.

¿Qué pasa con la mala gestión de Podemos en Baleares y en Palma? ¿Qué pasa con el abandono del sector primario -de ellos depende-; de la fundada sospecha de corrupción en la conselleria del exmagistrado Yllanes? ¿Qué pasa con el penoso espectáculo de esta tropa en Cort y de las dimisiones sin certificar el menor atisbo de acierto durante su tiempo de actividad?

Parece que el redactor no estaba por la labor de ser incisivo.

La presencia de Podemos en la política balear ha sido un descomunal fracaso, se mire por donde se mire. De los diez diputados de 2015 en el Parlament, se quedaron en cinco cuatro años después y veremos los que seguirán, si es que alguno queda, en las autonómicas de mayo. Eso no depende de hablar  de «un partido estatal». Se han comportado sin fundamento ni sustancia.

El redactor va más lejos al comparar el probable resultado de las próximas Elecciones Generales aplicadas a Baleares (PP 3. PSIB 2. Vox 2. Podemos 1) y lo ocurrido en 2011 con esa mayoría absoluta del PP traducida en las autonómicas del mismo año en los 35 escaños del PP en el Parlament. Se despacha asegurando que los resultados son «ahora mismo inverosímiles para la derecha, siquiera bajo la configuración PP/Vox». 

Los datos manejados responden al sondeo de Metroscopia que debía ser presentado en el Foro Periodismo 2030, que ya es manera sintomática de anunciarse. La palabra en mayo de este año la tiene el votante muy libre de mostrar el apoyo que le parezca conveniente y todo parece indicar que no apunta hacia la extrema izquierda que nos gobierna, también en Baleares. Es  conveniente recordar que el Gobierno de España es calcado al balear, como se apresuró a celebrar Francina Armengol en noviembre de 2019. Por cierto, parece ser que los barones del PSOE no creen conveniente que el presidente Pedro Sánchez aparezca en sus territorios en campaña, salvo en Baleares, y por algo será. ¿Porque somos un calco de sus incontinencias?   

El titular La izquierda balear retrocede a sus niveles de diez años atrás lo que certifica entre los baleares es que el 15M fue tal descomunal engaño que ya no parecemos dispuestos a reeditarlo. Y en esas surge el conflicto del uso del catalán en la sanidad pública. Mientras el PSIB es consciente de la carencia de facultativos y en consecuencia –por cuestiones prácticas- decide minimizarlo, los separatistas de Més andan amenazando con dimitir en el Govern, pero no sus pesos pesados, sino los intermedios responsables de las políticas lingüísticas a quienes se confía contentar a sus electores que hacen de la lengua valor trascendental puestos a buscar la independencia, y desde luego tiene narices que los peces gordos de Més permanezcan en las alfombras del poder, sacrificando interesadamente a sus secundarios.

Pero no acaba aquí el asunto. Mientras tanto, la Inspección Educativa, que es dependiente de la Conselleria de Educación, tutelada por el PSIB, decide  ignorar la manipulación y falsedades históricas en los libros de texto. No va con ellos. Al contrario de la sanidad, que amenaza con restar votos. Éste es el socialcomunismo que gobierna en Baleares. Lo que justifica a Vox en su aviso de que algunas competencias no debieron transferirse a desleales.   

Bienvenido sea el sondeo de Metroscopia, que parece indicar el regreso a los niveles de 2008, cuando en Baleares éramos un territorio de moderación.

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