En el Constitucional ya soplan aires monclovitas

Constitucional Sánchez
  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Resulta difícil entender el triunfalismo exacerbado en un lado o de otro. Siempre se ha entendido, en buena praxis democrática y constitucional (permítase la redundancia) que lo perseguible a la hora de conformar un tribunal de cualquier orden, mucho más si se refiere al que tiene la última palabra en la interpretación de la ley de leyes, es la capacidad técnica, el acerbo jurídico de sus miembros, sus conocimientos para poder llevar a cabo la alta misión encomendada y de cuyas decisiones dependen vidas, honra y haciendas. Lo decisivo no parece ser contar con la independencia de criterio y la actuación acorde a derecho. Pues bien, no parece aquí ser el caso. Lo mollar para algunos es que se ha conseguido, tras la renovación recientísima del Tribunal Constitucional, revertir una situación de mayoría «conservadora» (sic) por otra «progresista» (sic), donde ésta imponga su voluntad a la minoritaria. Por eso escribo que es difícil entender algo, máxime cuando los que ahora están en posición de derrota en las votaciones han saludado con gran efusión y entusiasmo un «acuerdo» a ultimísima hora cuyos secretos no han sido revelados.

Dicho en román paladino: que los siete votos ‘progresistas’ suman más que cuatro de los ‘conservadores’. Punto. Y visto lo comprobado, la primera sensibilidad se impondrá en cualquier votación a la segunda. Los más maliciosos se temen lo peor; al contrario que los sectores judiciales, políticos y mediáticos más descaradamente ‘hooligans’ del sanchismo al entender que, a partir de ahora, será difícil que no prosperen las intenciones gubernamentales. ¿O no? Deberían explicarlo. La mayoría que ha dejado de serlo se ha despedido con un alegato feroz pro constitucional y en defensa del Estado de Derecho. Han advertido al Congreso de los Diputados que sus miembros no están por encima de la Constitución y mucho menos que existan parcelas de ‘inmunidad’ -aunque podrían haber dicho ‘impunidad’- para violentarla. Una mayoría parlamentaria, en definitiva, no puede arrollar con los derechos de la minoría, ni siquiera aprobar un decreto-ley instando a suspender la gravedad o exigir al mar que deje de producir mareas. Algo tan obvio, oiga. Resumiendo: creo que si alguien puede brindar este fin de año por el susodicho motivo esa persona es, desde luego, Pedro Sánchez.

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