Casado tiene que cortar por lo sano
En política, la inacción y las vacilaciones se pagan caro cuando lo que está en juego es la reputación de un partido y una siglas. No valen los titubeos, ni los atajos. No hacer nada y esperar que escampe es el peor de los remedios: al final, la ola te pasa por encima. Lo que cuenta es trasladar a la sociedad que frente a la corrupción, en cualquiera de sus formas, se es inflexible, radical en su sentido más profundo: hay que atacar la raíz del problema. Pablo Casado, como desvela OKDIARIO, suspenderá de militancia a Jorge Fernández Díaz y María Dolores de Cospedal si cuando llegue el juicio oral se encuentran en situación de imputados en el «caso fondos reservados», el espionaje ordenado presuntamente por el Ministerio de Interior a Bárcenas y que fue desvelado en exclusiva por este periódico.
Es una decisión, probablemente dolorosa en los personal, pero obligada en virtud de las circunstancias. El presidente del PP lo sabe y es plenamente consciente de que esperar al fallo definitivo de los tribunales es asumir un riesgo altísimo. Nada hay por encima del partido y la suspensión de la militancia de Fernández Díaz y Cospedal sería necesaria para evitar la más mínima sombra de duda sobre la honorabilidad de una formación que no puede vivir permanentemente lastrada por el peso de la corrupción pasada. Casado tendrá que actuar sin titubeos, porque no el PP no puede proyectarse al futuro con la soga al cuello de turbios asuntos pretéritos. Eso sí, lo que no puede hacer Casado es bailar al son que le marca la izquierda.
Cierto es que el presidente del PP no tiene responsabilidad alguna en el «caso fondos reservados», pero en política ese argumento no le exime de su obligación de aminorar los efectos negativos que el comportamiento presuntamente irregular de antiguos dirigentes del partido está provocando y puede seguir provocando en la formación. Y una manera de hacerlo es mostrándose, con hechos, implacable a la hora de romper con un pasado que le perseguirá siempre si, llegado el momento, no corta por lo sano.
En un país donde el sectarismo ideológico de la izquierda y sus terminales mediáticas se caracteriza por la hipocresía y doble moral, el PP de Casado tiene que dejar sin argumentos a esa legión de cínicos que tapan su propia basura -y la tienen por toneladas- aireando la porquería del centro derecha para esconder sus vergüenzas.
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