En cada hogar de tres miembros, 100.000 € de deuda pública
La ministra del ramo anda encorajinada porque el jefe de la oposición anda preguntando con palabras gruesas acerca de las responsabilidades de Sánchez en el desaguisado nacional que encara la Navidad 2021.
En el Congreso de los Diputados y en el Parlamento catalán se reviven escenas de enfrentamiento verbal y odio visceral que recuerdan en demasía a lo que pasó en los años 30 del siglo pasado. El Gobierno Sánchez continúa chapoteando (salvo raras excepciones) en asuntos que tienen que ver con las promociones personales, en las exhibiciones de poder y oropel, en las pequeñas refriegas palaciegas, en el gasto inusitado por cuenta corriente, en hacer todo lo contrario de lo que predican sus ministros.
¿Qué pasa con las «cosas de comer»? Pueden responder los camioneros, los agricultores, los viticultores, los hombres del turismo, los trabajadores de Nissan (Barcelona), los autónomos, las amas de casa, en definitiva. ¿Qué responden? Que la vida se ha puesto insufrible, que la cesta de la compra ha encarecido un 25% (como mínimo) en artículos básicos, que son millones los hogares de la España de Sánchez que no pueden encender la calefacción y muchos millones más que tienen su vehículo varado ante el incremento brutal de los combustibles.
Sánchez y sus cuates -resulta esperpéntico el comportamiento personal y la exhibición en el gasto de algunas ministras moradicas- han decidido mostrar, ante unas circunstancias de gobierno que les supera, lo que mejor saben hacer: vivir del cuento, aplicarse a un gasto desmesurado por cuenta del contribuyente y, mientras dure, dure. Esta es la verdad. Y la verdad siempre es la verdad. ¿Que les colocaron ahí los pobres para que revertieran las cosas y dieran ejemplo? Sí, ¿y qué?
El gasto (250.000 millones añadidos a la previsión) conduce directamente a la deuda, pública, naturalmente, que el Gobierno entiende no es de nadie precisamente por ser de todos. Las últimas cifras oficiales muy recientes son contundentes: billón y medio de euros. Quiere ello decir que cada españolito (a) que viene a este mundo inhóspito arrastra por el hecho mismo de nacer en España algo más de 30.000 euros. Quiere ello decir también que en un hogar español medio (3 miembros) la deuda pública les alcanza en 100.000 euros.
Sánchez presume y presume. Vive de la propaganda fatua que le proporcionan Fortes&Maraña, entre otros. Su enloquecida carrera por el gasto, que pagarán otros, viene de nuevo a demostrar que nunca estuvo preparado para ser primer ministro. Todo ello entre la chacota general de sus colegas europeos que hacen chistes sobre ese «engreído muchacho del sur…».
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