Opinión

A buenas horas, mangas verdes, Teresa Ribera

Hace apenas tres años, el Ministerio de Transición Ecológica de Teresa Ribera reconoció que la obra clave de ingeniería para adecuar y drenar el barranco del Poyo, creando una vía verde para conectarlo con el cauce del río Turia, tendrían un coste de 35 millones de euros. La obra serviría para «para proteger a varios municipios frente a avenidas». Sin embargo, Ribera decidió no acometer los trabajos «por falta de presupuesto», aunque en los últimos tres años su departamento ha gastado 42 millones de euros -7 millones más del coste previsto de las obras- en campañas de publicidad.

Pues bien, si la obra se hubiera llevado a cabo habría pasado a tener calificación de «zona inundable frecuente» a «zona inundable con probabilidad baja o excepcional». Un cambio fundamental, pues habría dejado de ser una zona susceptible de peligro mortal en caso de una DANA como la registrada el 29 de octubre.

Es ahora, cuando la tragedia se ha cebado con los pueblos de alrededor, cuando la Confederación Hidrológica del Júcar, dependiente del Ministerio de Ribera, ha licitado un contrato para la reparación de los daños causados por la DANA en el barranco del Poyo y sus inmediaciones por valor de 31 millones de euros. Una cuantía que supone el 90% del coste del proyecto Vía verde de conexión del barranco del Poyo con el nuevo cauce del río Turia, una obra de adecuación y drenaje de la zona que hubiese evitado la tragedia que se ha cobrado la vida de más de 200 personas y que la propia Ribera paralizó.

A buenas horas, mangas verdes. Resulta absolutamente obsceno que reconociendo que había un riesgo evidente de inundaciones, la ministra y aspirante a vicepresidenta de la Comisión Europea decidiera que era más importante gastar en propaganda que invertir en seguridad. Esos 35 millones de euros que prefirió gastar en anuncios de autobombo podrían haber salvado muchas vidas. Reparar ahora el barranco del Poyo costará 31 millones, pero las vidas perdidas son ya irreparables.