Begoña Gómez, Moncloa SL

OKDIARIO ha publicado imágenes de Begoña Gómez haciendo negocios en los jardines de la Moncloa y en los despachos presidenciales de la sede del jefe del Ejecutivo sin el menor recato, como si eso fuera de lo más natural. La mujer del presidente no es que haya confundido lo público con lo privado, sino que, consciente del valor que le otorga ser la mujer del presidente del Gobierno de España, ha decidido servirse de dicha condición para impulsar su carrera profesional. Eso es una evidencia, con independencia de cuál sea su horizonte penal (sobre ella pesan cuatro imputaciones).

Pues bien, Begoña Gómez participó telemáticamente en las sesiones de trabajo del proyecto G100, una plataforma de expertos para la España rural del que forma parte destacada la esposa de Pedro Sánchez. Gómez, en concreto, se encargó de dirigir el año pasado uno de sus cuatro grupos de trabajo de este grupo, en una de cuyas reuniones promocionó la plataforma para empresas por la que está imputada por los delitos de apropiación indebida e intrusismo. La mujer del presidente del Gobierno registró a su nombre una marca comercial que ofrecía una plataforma idéntica a la que Indra, Google y Telefónica habían desarrollado para la Complutense y que era, por tanto, propiedad de la institución pública.

«Vamos a presentar esta plataforma en mayo», anunció durante su intervención telemática ante expertos en la materia, alcaldes y empresarios. La esposa de Pedro Sánchez explicó que esa herramienta permitiría a las pymes medir su cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y, además, emitiría un «informe no financiero o de impacto» que, como ya reveló OKDIARIO, permitiría acceder en mejores condiciones a la contratación pública. Decíamos en un reciente editorial que Begoña Gómez se sirvió del gobierno de su marido para hacer negocios y, lo que es peor, el gobierno de su marido sirvió en todo momento a Begoña Gómez para impulsar sus proyectos. A esto toda la vida de Dios se le ha llamado tráfico de influencias.