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Los tres nombres de chico que se asocian a un menor coeficiente intelectual, según la IA

Elegir el nombre del bebé puede estar condicionado por múltiples factores. Suelen relacionarse con el hecho de que nos parezcan bonitos, que sean tradicionales, modernos, exóticos….pero ¿puede un nombre definir la inteligencia de una persona? Puede que parezca algo exagerado, pero si pensamos en los estereotipos, es más que evidente que la sociedad ha ido ligando ciertos nombres a características concretas, y que tienen que ver también con el nivel de inteligencia. Y ahora, la inteligencia artificial, al analizar miles de millones de palabras en distintos contextos, ha desvelado tres nombres que podrían relacionarse con personas que tienen un menor coeficiente intelectual.

No es que la IA piense o tenga opiniones propias. Lo que hace es procesar lo que decimos y escribimos los humanos, y detectar patrones. Al hacerlo, reproduce los sesgos y creencias que arrastramos como sociedad. Y uno de esos patrones, detectado por algunos modelos de lenguaje al estudiar textos en nuestro idioma, es la asociación de ciertos nombres de chico con expresiones que denotan falta de comprensión, lentitud mental o escasa capacidad de razonamiento. ¿El problema? No son datos objetivos sobre las personas, sino reflejos de cómo son vistas culturalmente. Pero ¿cuáles son esos nombres? El primero de ellos, es bastante popular en Estados Unidos, mientras que los otros dos son más comunes en España. Los conocemos a continuación y explicamos el porqué la IA ha llegado a su conclusión.

Nombres de chico asociados a un menor coeficiente intelectual

Los nombres en cuestión son Kevin, Rodrigo y Bruno, pero es importante aclarar que no están condenados por ningún tipo de verdad científica. Al contrario, muchos estudios han demostrado que no existe una relación real entre el nombre propio y el coeficiente intelectual. Pero sí existe una brecha en la forma en que la sociedad trata a las personas según cómo se llaman y en ella se ha fijado la IA para sus conclusiones.

De hecho, haciendo su análisis ha relacionado los tres nombres mencionados con comentarios o frases junto a las que suelen aparecer con frecuencia como por ejemplo «no entiende nada» o «es medio lento».

Pero de nuevo, es importante dejar claro que no existe base científica para decir que estos tres nombres suelen asociarse con personas con menor coeficiente de inteligencia. Por ello, si te gustan y lo has elegido para tu bebé no lo dudes, y si deseas saber más sobre su origen y significado te lo dejamos a continuación:

El poder del nombre en la percepción social

Como ya hemos mencionado la IA se ha fijado en patrones sobre lo que por ejemplo suele leerse en redes o foros, en relación a cómo se menciona a las personas y a partir de ahí deriva sus conclusiones, pero de alguna manera, y si buscamos, existen diversos estudios académicos que han mostrado que el nombre de una persona puede condicionar, no su inteligencia, pero sí la forma en que es tratada desde la infancia.

Uno de los más conocidos es el de Harari y McDavid (1973), que demostró cómo los docentes calificaban peor un trabajo escolar cuando llevaba un nombre “menos prestigioso”, aunque el contenido fuera exactamente el mismo. Ese juicio previo, basado únicamente en el nombre, puede tener efectos acumulativos a lo largo de toda la vida.

En otras investigaciones más recientes, como las del danés Emil Kirkegaard o el propio David Figlio, se encontró que el rendimiento académico o los resultados en pruebas de inteligencia varían según el entorno social ligado al nombre. Pero en ningún caso estos datos sugieren que un nombre determine la inteligencia. Lo que señalan es que los nombres están insertos en una red de significados culturales que afectan las oportunidades, el trato y la motivación que reciben las personas.

En definitiva, más allá de los algoritmos o las modas, un nombre es solo eso: una palabra que nos acompaña, pero que no debería definirnos. Sin embargo, lo que sí puede marcar la diferencia es cómo los demás interpretan ese nombre y qué expectativas proyectan sobre quien lo lleva. La inteligencia artificial no hace juicios, pero nos muestra los que aún hacemos nosotros, muchas veces sin darnos cuenta. Tal vez entonces la verdadera lección no esté en evitar ciertos nombres de chico, sino en aprender a mirar más allá de ellos. No dejemos que los prejuicios, incluso con los nombres, nos guíen y conozcamos verdaderamente a las personas.