Autonomismo sano (PP) vs federalismo esquizofrénico (PSOE-PSC)

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Por primera vez en mucho tiempo, los españoles tienen cuatro opciones políticas a nivel estatal que ofrecen cuatro modelos territoriales distintos: Unidas Podemos cree en la confederación de naciones españolas, celebrando los correspondientes referéndums de autodeterminación; Vox aboga por suprimir las CCAA (posición perfectamente legítima y constitucional, pues la Constitución permite las autonomías pero no las impone ni dice que deba haberlas en todo el territorio); el PP acepta las CCAA como son; y el PSOE-PSC sugiere un cambio hacia la federación plurinacional, siendo incapaz de explicar de cuántas naciones estamos hablando. Siendo que el modelo de Vox y el de Unidas Podemos están claros por ser más alternativos, conviene profundizar en los de PP y PSOE, que ofrecen mayores matices:

Aunque con frecuencia se quiere presentar al PP desde los territorios periféricos como un partido centralista opresor, la cruda realidad es que el PP es el partido que más y mejor ha desarrollado el régimen de autonomías. Lo ha desarrollado a conciencia: con políticas lingüísticas que nunca gustarían a un centralista en Baleares o Galicia, empleando la competencia fiscal de las CCAA para hacer las mayores bajadas de impuestos conocidas en la historia de la España de las autonomías, o introduciendo mejoras prestacionales que claramente diferencian unas comunidades de otras. El autonomismo del PP nunca será del gusto de un centralista jacobino (que bien puede votar a Vox), pero nadie puede negar que ha sido un autonomismo sano: sin pretender nunca que la autonomía tienda a la secesión ni a la generación de un régimen subestatal de nación. Nadie puede negar tampoco que ha sido y es un autonomismo liberal, en tanto que profundiza la división vertical de poderes, pone a los territorios a competir entre sí, y con ello crea un estímulo a las bajadas de impuestos y la eficiencia que son, hoy por hoy, la mejor arma que existe para romper las cadenas del socialismo.

Por el contrario, el PSOE-PSC (incluyo al PSC en tanto determina la política del PSOE en toda España) ha propuesto en sendos documentos (la declaración de Barcelona y la de Granada) una reforma de la Constitución que nos lleve hacia una España federal y plurinacional. Una idea poco explicada, que no explica cuántas naciones serían ni si por ejemplo Castilla sería una sola entidad en el nuevo esquema en lugar de estar dividida en siete CCAA como ahora, ni si la federación sería simétrica o asimétrica (como proponía Maragall), ni si por tanto habría entre las entidades federadas competición fiscal con diferentes impuestos en cada territorio. Mientras estas dudas flotan en el aire, hemos visto al gobierno del PSOE combatir la libertad fiscal de la Comunidad de Madrid (léanse los artículos aquí publicados de José María Rotellar), amenazar a Andalucía con la aplicación del 155 si seguía las políticas de Vox, y mientras tanto dejar estar a la Generalitat de Cataluña mientras incurre constantemente en excesos competenciales o es incapaz de funcionar correctamente.

Así como el autonomismo del PP es sano, fiel a España, el federalismo que plantea el PSOE es esquizofrénico. Pues mientras se plantea la medida para ampliar la autonomía de algunos hacia una construcción nacional subestatal con más competencias, se ataca el ejercicio sano, legal y constitucional de competencias por parte de otros como Madrid o Andalucía. Una esquizofrenia que algún día tendrá efectos electorales, pues no es previsible que un castellano admita un invento que parece basado en la ley del embudo: ancho para Cataluña, y estrecho para Castilla.

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