Armengol, Ana Pastor y el jefe del PP

Asistí el pasado jueves, en la Sala Constitucional del Congreso de los Diputados, a la presentación de los Discursos Parlamentarios de Ana Pastor Julián (no confundir con otras), que fuera dos veces ministra con dos presidentes distintos (Aznar y Rajoy) y presidenta a la Cámara, hoy retirada de la vida política en la presidencia de la Mutua Sanitaria AMA.
La médico zamorana recriada en Galicia siempre fue mujer de verbo moderado, para la que el servicio público (el concepto más repetido durante su intervención), es decir, hacer cosas resolviendo problemas no creándolos, es lo esencial de la vida pública. Entre Pastor y Feijóo, que actuó en esta ocasión como gallego y comandante en jefe del principal partido de España, estaba la actual presidenta Francina Armengol, a la que en el PP se la tiene escaso cariño, entre otras cosas, porque actúa y se comporta como la 23 ministra de Sánchez y, además, está inmersa en multitud de sospechas por corrupción durante su etapa como presidenta de Baleares.
Su presentación de la biografía de Ana Pastor fue seguida con un cierto rictus irónico por el actual portavoz parlamentario del PP, el también gallego (y se le nota) Miguel Tellado. Tellado es el estilete de Armengol, a la que no pasa ni una. Algo parecido sucedió con el jefe de filas, Feijóo, que para empezar recordó a la nutrida concurrencia que era la segunda vez que Armengol le daba la palabra «sin limite de tiempo»; la primera cuando en un acto parecido se presentaron recientemente los discursos de Mariano Rajoy. Luego tuvo que escuchar con un cierto sonrojo el análisis que el presidente popular hizo de la actual situación española y, específicamente, del «sanchismo».
Supongo que Armengol, acabado el acto, telefonearía a Moncloa para informar a su gran valedor de cómo bajan las aguas por las alcantarillas populares.
Resumiendo, la apelación al consenso en los grandes temas de Estado que hizo la ex presidenta pasa por mandar a paseo e incluso ante los banquillos judiciales al que ha levantado muros y ha dinamitado todos los puentes que durante casi medio siglo se habían construido para entendimiento de los españoles.
Fin de la historia.