El expolio catalanista de los reyes de Mallorca (1)

El expolio catalanista de los reyes de Mallorca (1)
El expolio catalanista de los reyes de Mallorca (1)

Para completar la subordinación cultural de la clase política, cultural e intelectual de Baleares a Cataluña es preciso que también se consiga el menosprecio de lo propio y que se pase a considerar “lo catalán” mejor que “lo baleárico”. O mejor dicho, que “lo baleárico” utilizado por el pancatalanismo para engrandecer “su cultura” pase a considerarse directamente como “lo catalán” (Ramón Llull, Cresques Abraham, los cartógrafos de la “Escuela Cartográfica de Mallorca”, Guillermo Sagrera, los poetas de la “Escuela Mallorquina”, Antonio Mª Alcover…). En cambio, “lo baleárico” que no se ajusta a su encaje de bolillos es dejado de lado, es decir, es eliminado. Un caso evidente y flagrante son los reyes y los infantes mallorquines de la dinastía privativa que sostuvieron la Corona de Mallorca durante casi un siglo: los monarcas Jaime II, Sancho I y Jaime III y los infantes Ferrando y Jaime.

En la web del pancatalanista Consejo de Mallorca (www.conselldemallorca.cat) no se hace mención alguna a la dinastía mallorquina ni a sus realizaciones. En cambio, sí que la hay a la recientemente impuesta nueva “Diada de Mallorca” (otro expolio catalanista de la secular “Fiesta del Estandarte”): “El 31 de diciembre, el Consejo de Mallorca celebra la Festividad de Mallorca en homenaje a la entrada de Jaume I el Conquistador en Madina Mayurqa”. Y, como no, a la “normalización lingüística”: “cursos, recursos en línea, convocatorias de subvenciones para fomentar el uso de la lengua, servicio de asesoramiento y campañas para ampliar la presencia del catalán”.

Como tampoco la hay en la web del Gobierno Balear (www.illesbalears.cat), que pasa directamente por encima de la existencia de la dinastía mallorquina para resumir cinco siglos de historia de Baleares en cuatro frases: “La conquista de Mallorca en 1229 por Jaime I y la de Menorca en 1287 por Alfonso III significaron la incorporación de las Islas Balares al mundo occidental cristiano. Inmediatamente después de la conquista de Mallorca, Jaime I procedió a la creación del Reino de Mallorca en el seno de la Corona de Aragón. Como ocurría en los otros territorios de la Corona (Cataluña y Aragón) y como pasaría posteriormente en el Reino de Valencia, el gobierno del Reino de Mallorca se basó en una soberanía compartida entre el rey y los representantes de los diferentes estamentos. Estos últimos, hasta 1715 fueron elegidos por diversos mecanismos”.

Como ejemplo evidente de la minusvaloración de los reyes mallorquines tenemos los hechos acaecidos durante la colocación de la estatua en honor a Jaime II en la localidad mallorquina de Sineu en mayo de 2011. Fue precisamente en Sineu donde Jaime II ordenó la construcción de un nuevo Palacio de los Reyes de Mallorca en el centro de la isla. Su construcción y las diversas ejecutorias posteriores fueron el punto de partida del desarrollo económico de esta villa mallorquina, “en pocos años vio como las continuadas intervenciones de la monarquía en obras suntuarias y de infraestructura convertían la villa en un centro de encuentro de los habitantes de la comarca y su mercado una mejora para la vida de sus ciudadanos. Pero lo más relevante es que el Palacio se convirtió en el punto de referencia de la villa”. ¡Qué mejor sitio que Sineu para la erección de una estatua al rey que propició el inicio de su auge económico y que perduró durante siglos!

El periódico “Diario de Mallorca” se hacía eco de como “Sineu cuenta desde ayer (29 de mayo) con un monumento dedicado al rey Jaume II” y que “grupos de catalanistas y mallorquinistas se enfrentan en la inauguración de una estatua”. Además de este enfrentamiento destacaba “la ausencia de Armengol y Antich (presidentes socialistas y catalanistas del Consejo de Mallorca y del Gobierno Balear, respectivamente) que sí habían sido invitados por el consistorio”. Finalmente, los malos augurios de ese mal comienzo, que no presagiaban nada bueno para la escultura, se cumplieron. Al año siguiente contaba el periódico “Ultima Hora” que “el Ayuntamiento de Sineu retira la polémica estatua de Jaume II” ya que “el Consejo no había autorizado la instalación de la estatua en la plaza de la Iglesia”. Y además añadía que “el Consejo tiene que debatir, y aprobar, si procede, una moción del PSM (los separatistas pancatalanistas) que insta el Consejo a abrir un expediente sancionador contra el Ayuntamiento de Sineu” (sólo faltaba esto). Finalmente, después de dos años arrinconada en un almacén, la estatua del rey mallorquín que promovió el impulso económico de Sineu fue colocada en otro lugar que no molestase a los quintacolumnistas catalanistas.

¿Por qué este maltrato y desprecio a la figura de Jaime II de Mallorca? Muy sencillo, el rey mallorquín no se ajusta a la uniformadora política pancatalanista. Y esto es así, porque a la muerte de su padre Jaime I el Conquistador, en 1276, Jaime heredó una Corona de Mallorca independiente (Reino de Mallorca [Baleares], Condado del Rosellón y Señorío de Montpellier) y separada de la Corona de Aragón (el catalanismo la equipara a Cataluña). Y sobre todo, porque día 12 de septiembre de ese año Jaime II juró las Franquezas del Reino y fue reconocido como su rey por los jurados mallorquines. 721 años más tarde la presidenta del Consejo de Mallorca, María Antonia Munar, escogió esa fecha para celebrar la “Diada de Mallorca” con festejos, misa y ofrenda floral a la tumba del Rey en la Catedral.

Pero en 2016, el presidente pancatalanista del Consejo de Mallorca.cat, Miguel Enseñat, suprimió la celebración, por falta de arraigo popular (según él), para rejuntarla con la secular fiesta que se celebra cada 31 de diciembre, la “Fiesta del Estandarte”. Se trata de una celebración cívico-religiosa que conmemora un hecho muy distinto, como es la entrada de Jaime I en la capital isleña en 1229 y que se lleva celebrando desde hace más de siete siglos.

El medio pancatalanista balear subvencionado por la Generalidad de Cataluña “Ara Balears” (www.arabalears.cat) (según consta en las memorias de publicidad institucional de la Generalidad de Cataluña “Ara Balears” recibió desde el año 2020 hasta el año 2016 la cantidad de 466.962 euros) celebraba la noticia con estos titulares: “31 de diciembre, Diada de Mallorca”. Hay que ver como se repite la historia, el “Diario Baleares” (ahora “Ara Balears”) nació en 1939 como órgano del “Movimiento” para ser actualmente portavoz del pancatalanismo en Baleares. Pasó de altavoz de la dictadura franquista a portavoz de la dictadura catalanista.

En sus páginas de opinión el expresidente popular del Gobierno balear Cristóbal Soler iba un poco más lejos con este titular: “31 de diciembre, diada nacional de Mallorca”. Siguiendo la línea pancatalanista, en 2021 Ara Balears.cat difundió el manifiesto de la subvencionada Obra Cultural Balear.cat redactado por Damián Pons: “Cada año, al llegar el 31 de diciembre, la fecha emblemática que señala el nacimiento del nuestro pueblo como comunidad nacional de lengua y cultura catalanas”. Lo que está claro es que para el pancatalanismo la “Fiesta del Estandarte” significa la supuesta entrada de Mallorca en “la catalanidad”, de ahí que la prefieran antes que la jura de los privilegios del primer rey privativo e independiente mallorquín.

Jaime de Mallorca era monarca de un reino independiente. Por esto, muy pronto, empezó a marcar distancias con su hermano Pedro, que había heredado las mayores propiedades (Aragón, Valencia y Barcelona). Lo primero que hizo el nuevo rey mallorquín fue crear unos colores propios para la dinastía isleña (totalmente denostados por el catalanismo). Jaime II brisó el blasón familiar. Pedro III de Aragón conservó los cuatro palos aragoneses mientras que el rey de Mallorca suprimió un palo para dejar los colores de la casa de Mallorca en tres palos de gules sobre fondo amarillo. Pero a los pocos años comenzaron las desavenencias entre los dos hermanos debido al deseo del aragonés de reconstruir los dominios de su padre, contra el expreso deseo paternal de que respetara la herencia de su hermano Jaime. Finalmente tuvo lugar la invasión aragonesa de Mallorca en 1285 de manos del infante Alfonso de Aragón.

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