En el corredor de la muerte

En el corredor de la muerte
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Política naturalmente. Ahí se encuentra Pedro Sánchez. Él y sus cuates del PSOE son los aguaciles aguacilados. Segaron la cabeza de Cifuentes y ahora son ellos, doce o trece da igual, a la espera del patíbulo. Sorprende que a estas alturas de la algarada no hayan aparecido tres personajes que conocen perfectamente el ‘caso Sánchez’. Son tres mosqueteros, tres: Rubalcaba, Jaime Lissavetzky y el rector que fue de la Universidad Camilo José Cela, Cortés Elvira. Formaban un trío aparentemente indestructible que hacía y deshacía en muchos ámbitos, desde luego en el universitario. El interlocutor que me cuenta esto (y otros pormenores) me dice textualmente: «Sin la colaboración necesaria de Cortés Elvira, la tesis doctoral de Sánchez no se hubiera podido realizar».

Es decir, que estamos a la espera de que uno de los tres citados cante como Paquito el chocolatero. Elijo este pasodoble porque este escándalo tiene visos del más rancio folclorismo español. En el PSOE la camisa roja del momento está encogida como si fuera el body de una adolescente. Esta semana, en el día en que se fraguó el derribo de la exministra, el Grupo Parlamentario Socialista se planteó incluso la rebelión contra su jefe. Fue un momento delicado que ahora, conocida la última vertiente de los aconteceres universitarios de Sánchez, parecen una bromita académica. Sánchez, en el corredor de su muerte política, ha recurrido a una martingala de manual: amagar con «acciones jurídicas». Esto en la España de hoy mismo está pasado de moda: o vas a los tribunales ipso facto o nadie se cree que lo vas a hacer nunca.

Para Sánchez y su decadente PSOE sólo existe unan esperanza: que el Tribunal Supremo se dé toda la prisa del mundo y acepte, admita a trámite la denuncia contra Pablo Casado. Lo que personalmente he podido averiguar en los aledaños del Supremo es, primero, que el Tribunal seguirá tomándose el caso con calma, vamos que ninguna presión le va a alcanzar para aligerar su decisión. Sin embargo y por lo que parece, lo más probable es que los magistrados del Supremo admitan a trámite la denuncia para a continuación -esto es lo trascendente- archivar el caso. Pero en el lapso que va de la admisión al archivo es donde reside la preocupación del PP porque sin duda, toda la izquierda, medios incluidos, pedirán, con sólo la admisión, la dimisión de Casado, la entrega de su acta de diputado. Por eso es más que seguro que Sánchez intentará resistir. Su táctica es ésta y su idea es soportar los próximos documentos, las pruebas que se van a aportar en horas, con el argumento de que las comillas del supuesto plagio no eran imprescindibles. Sánchez ganó a todo su partido y ahora mismo se dispone, según revela un individuo de su cercanía, a vencer a toda la tropa política y mediática que le quiere sacar de la Moncloa. Él está en el corredor de la muerte pero ya se sabe que muchos condenados se pasan decenas de años en esta incómoda situación.

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