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Con Messi y a la contra

Argentina Croacia
Scaloni y Messi se abrazan tras la victoria de Argentina contra Croacia. (Getty)

Penalti a penalti; quizás, hasta la victoria final. Argentina vuela con mérito y determinación, levantarse tras la derrota y la crítica feroz del primer día fue señal de fortaleza. Pasar de mandar para superar el tsumani inicial a dejarse dominar para llegar a la final. Juegan para ganar, nunca para contentar, lejos de anclarse en un estilo buscan competir para que termine siendo grito y locura. Oro mundial, la tercera conquista.

Baile a Gvardiol

Goles y asistencias, la ventaja de los penaltis para un ‘10’ que se siente cómodo. Sin ser el de antes va por la gloria con la fuerza de un grupo que sabe sufrir. Messi se siente fuerte; no hay nauseas ni miradas bajas, sólo algunos tocamientos atrás que, lejos de achicarle, anticipan jugada para celebrar. En una de esas; gol de Julián, el tercero, con Messi convirtiendo al elogiado Josko Gvardiol en un villano más. El croata ya no será el deseado.

Julián ‘Matador’ Álvarez

La pelota, ni se mancha ni se quiere. Ese era el plan. Hacer fácil lo difícil. Eso es el fútbol, ese es el teorema de Lionel Scaloni. Tocaba contragolpear, aprovechar los espacios de la retaguardia rival y juntarse atrás. No era más. Otros peloteros que ganan sin balón, una manera de ganar y de huir de la marca doble, triple a Messi. Todos a por el ‘10’, así fue como Julián Álvarez se pudo colar. Como Kempes. Matador.

De la mano de Scaloni, la vuelta van a dar

Perfil bajo, Messi y diez más como principio fundamental, y la dificultad de ser el entrenador más joven de la competición. Humilde y sin la necesidad de morder la manzana y querer ser más. Cambió a cinco jugadores, los suplentes y los jóvenes que eran para el siguiente mundial – Julián, Enzo y Lisandro – pasaron a ser titulares y los de etiqueta al banquillo a esperar. Y los egos no mataron ni al grupo ni a Scaloni. Tampoco al país ni a la albiceleste.

Hacer cima siempre es lo más complicado. Conquistar no depende de uno; la montaña es la que decide. Palo dentro, palo fuera. Recuerden. Este Mundial quiere a la albiceleste. Tienen temperamento, coraje y valor, el grupo es robusto para un Messi que ya ha encajado. Tardó. Ni en Brasil 2014 se mostró igual. No es fútbol, ni jugadas, ni goles, es esa sonrisa que muestra. La aceptación también cuenta y es que el astro ya no discute. Lo que diga Scaloni, lo que haga Messi.

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