Juegos Olímpicos
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Los Juegos woke también son los Juegos del hambre: falta carne y huevos y sobran menús vegetarianos

El comedor de la Villa Olímpica ha suscitado todo tipo de críticas

Además de faltar productos de todo tipo, los atletas se quejan por el racionamiento

"No creo que esté muy bueno, al menos lo que nos sirven en el restaurante"

  • Francisco Rabadán
  • PARÍS
  • Enviado especial
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Los Juegos Olímpicos woke tienen muy desencantados a los atletas que están tomando parte en ellos. Las quejas en torno a la comida se acumulan en la oficina del Comité Olímpico Internacional. «Es que falta de todo y encima nos lo racionan», denuncia algunos deportistas españoles que alucinan con las condiciones precarias que están viviendo en París 2024 con una Villa Olímpica incómoda, pero sostenible como manda la Agenda 2030.

Dicho movimiento woke también está muy presente en el comedor de los Juegos Olímpicos, situado en la La Cite du Cinéma. Lo que la organización había vendido como «una alimentación de cine» se ha convertido en una pesadilla para los 10.000 atletas que la visitan al día porque no hay comida para que todos elijan. Pese a que la organización dijo que habría 40 tipos de menú diferentes, la realidad es bien diferente para unos deportistas que han suplicado a sus delegaciones poder irse a comer a hoteles como han hecho Gran Bretaña o Corea del Sur.

«Ante la alta demanda de los deportistas, ciertos alimentos han tenido que ser racionados», dijo el Comité Olímpico Internacional en un comunicado sobre las quejas de muchos atletas que ven condicionado su rendimiento por culpa de una mala alimentación. «Faltan carbohidratos y proteínas y sobran menús vegetarianos», denunció la expedición italiana, famosa por decir que el café lo habían sacado del «agua del Sena».

Y es que los Juegos woke han puesto a disposición de los deportistas un tercio de menús que son 100% vegetarianos desencadenando la furia de muchos deportistas. «Es como si el que hace los menús no hubiese hecho deporte en su vida», denunció el remero Iulian Chelaru. Arroces, pastas, pollos, huevos… todo eso escasea mientras que hay ensaladas de todos los colores y sabores.

Racionamiento y escasez woke

«Hay escasez de determinados alimentos: huevos, pollo, ciertos hidratos de carbono. Y luego está la calidad de la comida, como la carne cruda que se sirve a los deportistas», recalcó el director general de la comisión británica, Andy Anson. Además, hay un alimento vetado por la organización que ha enfadado a más de un atleta que acaba de terminar su competición y no podía darse el capricho: no hay patatas fritas.

Dentro del comedor, los atletas pueden elegir una de las cuatro alas culinarias que existen para alimentarse y que responden a los nombres de Francia, cocina mundial, Asia y África-Caribe. «No creo que nos sirvan comida francesa en la Villa como la que se puede comer en el exterior. Para los deportistas es un poco más… sano», especificó la gimnasta Simone Biles, quien se cortó a la hora de decir que la comida no es que esté muy buena.

«No creo que esté muy bueno, al menos lo que nos sirven en el restaurante. Creo que la gastronomía francesa es buena, pero lo que nos sirven allí no creo que sea lo mejor», apuntó su compañera en el equipo de gimnasia Hezly Rivera.

Los atletas están deseando terminar de competir para poder volver a hacer vida normal y no la woke impuesta por el Comité Olímpico Internacional. «El único problema es la falta de comida. Yo me quedé sin huevos para desayunar y no era una hora extraña. Es un poco sorprendente», aseveró el nadador hondureño Julio Horrego.

El ejemplo Djokovic

El Comité Olímpico Internacional, de seguir por este camino, va a conseguir que muchos atletas sigan los pasos de Novak Djokovic y opten por alojarse en un hotel para estar en plenas condiciones durante los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Al serbio estar fuera de la Villa Olímpica le ha traído su primera medalla en toda su carrera deportiva.

El ganador de 24 Grand Slams optó por irse a un hotel para «no tener distracciones» y poder rendir al máximo de sus posibilidades con otro tipo de alimentación y descanso distinto al de sus rivales. La apuesta le salió bien a tenor de los resultados y hasta después del evento pudo entrar en la Villa Olímpica para celebrarlo con sus compatriotas.