Roures, un adicto a los pleitos contra periodistas que siempre pierde
Si alguien destaca en España por sentar a periodistas en el banquillo, ese es el magnate de la comunicación Jaume Roures. Es una obsesión enfermiza que, año tras año, le sale cara a su empresa porque el multimillonario trotskista siempre pierde en los tribunales. En los últimos años, al menos, sus pleitos se cuentan por derrotas: El Economista, El País, Xavier Salvador y Crónica Global, Federico Jiménez Losantos, Pere Rusiñol, Jaume Rexach y El Triangle y, recientemente, OKDIARIO. Y nuestros lectores pueden preguntarse: ¿Y por qué siempre recibe esos varapalos judiciales? La respuesta es muy sencilla: porque en todas las informaciones que hablan de él los periodistas contaban la verdad. Afortunadamente, en España, disponemos de un sistema garantista y una generación de jueces -no todos- que ponderan positivamente el derecho a la información y a la libertad de expresión por encima de las filias de un izquierdista independentista de caviar que se considera el rey del mambo.
Roures, acostumbrado durante décadas a la genuflexión de los gobiernos catalanes (independentistas y no secesionistas), socialistas (José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez) y populares (la ex vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría) y de la cúpula de la Liga del Fútbol Profesional, ha tenido que batirse con medios periodísticos independientes que no le doran la píldora. Disfrutar de un poder político de tal magnitud, que genera protección e impunidad, provoca que algunos déspotas se crean intocables y poseedores de sinecuras y mamandurrias. Y es cuando el endiosamiento empuja a los dictadorcillos a considerarse por encima de la ley y de la libertad de Prensa.
La sentencia a favor de este periódico sirve de ejemplo para los periodistas de Público, propiedad del Ciudadano Kane español. El diario podemita se caracteriza por atizar con fuerza, desde sus inicios, a los enemigos del magnate catalán. Y si comparamos las noticias de OKDIARIO -según la sentencia: veraces, contrastadas, documentadas y verificadas-, que motivaron la querella por injurias de Roures, con algunas de las informaciones del púlpito mediático de Pablo Iglesias su contenido se nos antoja como algo verdaderamente naif.
Roures, todo un crack en el arte de medrar, ha disfrutado también de la complacencia de los servicios secretos del CNI, de un importante sector de la Policía y de algún agente del FBI destinado en la Embajada de Estados Unidos en Madrid. Se lo pueden preguntar a dos de sus máximos damnificados: al ex presidente del Barça, Sandro Rosell, y al ex ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Ambos sí sufrieron la iniquidad de las verdaderas cloacas del Estado.
Roures es un funambulista capaz de sortear una comisión rogatoria de Estados Unidos sobre la implicación de Mediapro en el Fifagate y desviar la atención hacia Rosell, que llegó a permanecer en prisión 645 días y 644 noches. Y de comprar los derechos del fútbol a La Liga por 5 y venderlo a la FORTA por 50. O traspasar las acciones de Mediapro a una empresa china de Hong Kong que ni manda ni sus ejecutivos aparecen por Barcelona. Una bicoca: te compran las acciones por una pasta y después tú sigues mandando con plenos poderes.
El ascenso de Roures en el negocio audiovisual, a través de Mediapro e Imagina, fue tan fulgurante que, en pocos años, se convirtió en el mayoral del negocio de los derechos del fútbol y en uno de los productores audiovisuales más beneficiados por La Moncloa. Hace menos de dos meses, Roures contó con una nutrida representación mediática promonclovita durante una fiesta en la que celebraba su 72 cumpleaños (24 de abril), acompañado por medio centenar de invitados en un restaurante alejado de la Ciudad Condal.
Devoto de querellas y demandas
¿Y por qué esa obsesión enfermiza de Roures con OKDIARIO? Porque este periódico le saca de sus casillas cuando informa sin censuras de sus vericuetos empresariales en paraísos fiscales. O cuando, en función de las pesquisas de la Guardia Civil, escribe que colaboró con el independentismo golpista. O cuando lo señala como el vértice de la pirámide de Mediapro en la responsabilidad de los sobornos a altos cargos de la FIFA para conseguir los derechos del fútbol en el mundial de Qatar. Por ello, su corporación se vio obligada a firmar un consentimiento de culpabilidad ante las autoridades norteamericanas y pagar una multa de 21.883.320 dólares que, sumados a los gastos de los abogados, ascendió a unos 25 millones.
El holding del empresario catalán, con ese acuerdo de julio de 2018, se comprometía a asumir el delito y a no poner excusas sobre su culpabilidad, pero la vergüenza social y empresarial llevó a Roures y a su cúpula directiva a no ser claros y contundentes cuando le preguntaban por las coimas. Esa ambigüedad provocó una llamada de atención de la justicia norteamericana, obligándoles a reafirmarse por segunda vez de su culpabilidad.
El cartero siempre llama dos veces. El 14 de noviembre de 2020, Mediapro se vio forzada a publicar un nuevo comunicado asumiendo su culpa en el Fifagate a fin de eludir el riesgo de enfrentarse a un procedimiento penal en EEUU. Aunque la literalidad del texto sea farragosa vale la pena reproducirlo: “Imagina reafirma su aceptación de responsabilidad por los hechos detallados en el Acuerdo de No Enjuiciamiento (en inglés, ‘Non Prosecution Agreement’ con las siglas NPA) alcanzado por Imagina Media Audiovisual y el Departamento de Justicia de los Estados Unidos hace más de dos años, en julio de 2018”.
Y, seguidamente, reconocía: “Mediante la presente nota Imagina -el holding de Roures- rechaza todas y cada una de las declaraciones hechas por Imagina o sus representantes desde la firma del NPA negando que Imagina fuera responsable de o participara en la conducta delictiva de tres de sus entonces empleados, negando que durante la investigación llevada a cabo por el Departamento de Justicia se encontraran evidencias de la responsabilidad penal de Imagina, basada en la conducta de dicho tres empleados o sugiriendo que la señalada conducta penal se circunscribió a dos, en lugar de tres empleados”.
Y concluía: “Imagina reconoce su responsabilidad como persona jurídica por la conducta delictiva de sus representantes, que dicha conducta delictiva de la que Imagina fue responsable incluyó el pago de sobornos para la compra de los derechos audiovisuales de la fase de clasificación en las regiones de Centroamérica y el Caribe”.
La investigación sigue abierta contra el tercer fundador de Mediapro y ex CEO, Gerard Romy, que tendrá que llegar a un acuerdo con la Fiscalía americana para no arriesgarse a ser condenado a más de 20 años de cárcel por la Ley RICO. La investigación del FBI y la Fiscalía de Nueva York salpicó a las filiales de Roures en Estados Unidos: Media Word e Imagina, pero también a Mediapro Inc USA. Y en ningún momento se podía desvincular de la cúpula de Barcelona porque fue el propio Tacho Benet -segundo fundador y CEO- quien firmó ese consentimiento con poderes de Roures. Por eso, no se entiende que, desde el primer día, el millonario trotskista pretenda desvincularse del escándalo y arremeter contra los periodistas de OKDIARIO mediante una querella por injurias que, por supuesto, ha perdido.
Varapalos judiciales
Pero Roures también ha salido derrotado de otras muchas acciones judiciales contra otros periodistas. El País, en 2014, publicó: “Roures posee 250 millones en 150 cuentas, un tercio en paraísos fiscales” y tuvo que enfrentarse a un largo proceso judicial por calumnias e injurias. Finalmente, aunque el magnate trotskista utilizó todos los medios a su alcance, el diario de Prisa salió victorioso. Primero, en el Juzgado de Instrucción número 29 de Madrid, en un auto dictado del 21 de mayo de 2018 y, después, en otro proceso ratificado por la Audiencia Provincial, en febrero de 2019.
El diario de Prisa sigue conservando en su web, al menos hasta ahora, la información publicada 4 de diciembre de 2014, sobre los Roures y los paraísos fiscales
El Economista también obtuvo una respuesta favorable de la Justicia en respuesta a dos demandas de rectificación del millonario de la comunicación. El primer artículo, con el titulado “Roures oculta con firmas en Holanda una fortuna de casi 500 millones”, consiguió el sobreseimiento del Juzgado de Primera Instancia 7 de Barcelona. Dio la razón al periódico desestimando la demanda “en su totalidad” porque la rectificación no se ajustaba a los hechos narrados en la información: “Lo que se pretende es la inclusión de una valoración distinta de lo que se indica en el artículo periodístico”, afirmaba el titular del juzgado.
El segundo se trataba de un artículo de opinión del diario económico. El Juzgado de Primera Instancia número 32 de Barcelona condenó a Roures una vez más a pagar las costas y le daba toda una lección: “Sólo procede rectificar hechos, no opiniones”.
Roures es un personaje público “no alejado de la contienda política” como señala la sección 16 de la Audiencia Provincial de Barcelona cuando desestimó el recurso de la demanda contra Federico Jiménez Losantos por una supuesta vulneración al honor. Previamente, el Juzgado de Primera Instancia número 22 de Barcelona había desestimado totalmente la demanda. Según los magistrados catalanes, “no puede ampararse en su condición de simple empresario para calificar como intromisiones ilegítimas las críticas que, desde una posición radicalmente antagónica, expresó el periodista Jiménez Losantos, críticas que se hallaban relacionadas con el posicionamiento político que el señor Roures había manifestado”.
Crónica Global también fue absuelto por el Juzgado de Primera Instancia número 5 de Barcelona imponiendo las costas a Roures, que pretendía una vez más modificar la información del periódico por medio de una demanda de rectificación. El texto de Roures, como ya había sucedido en otras ocasiones, incluía juicios de valor, apostillas y descalificaciones del trabajo periodístico.
Pere Rusiñol, de la revista satírica Mongolia, también ganó a Roures en la Audiencia Provincial de Barcelona. El magnate de la comunicación lo demandó por llamarlo en una entrevista “estafador” por el ERE que aplicó en Público cuando cerró la edición de papel, dejando en la estacada a decenas de trabajadores. Según Rusiñol, que había sido adjunto a la Dirección de Público entre 2008 y 2012, los socios del diario izquierdista dejaron de pagar 10 millones de euros y enviaron a la mayoría de la plantilla al FOGASA, aprovechándose de la reforma laboral del PP.
Esa es la verdadera doble faz y el cinismo de un trotskista de caviar: mientras da lecciones de izquierdismo, colocando el trampolín mediático a Pablo Iglesias o facilitando el centro de Prensa a los golpistas catalanes, pone de patitas en la calle al 80% de la plantilla de Público aprovechándose de las indemnizaciones de papá Estado. Una indignidad.
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