El jefe de campaña de Trump condenado por corrupción ayudó a Villarejo a frenar la extradición de Pérez Maura

Paul Manafort viajó a Madrid en tres ocasiones en 2017 para participar en el operativo diseñado por el ex el comisario

Trump-Villarejo
Paul Manafort, abajo el segundo por la izquierda, y Adrián de la Joya, el cuarto arriba empezando por la izquierda.
Manuel Cerdán

Paul Manafort, el ex gerente y jefe de la campaña electoral que ayudó en 2016 a Donald Trump a llegar a la Casa Blanca y que ha sido condenado recientemente por un tribunal a casi cuatros años de cárcel por los delitos de corrupción, fue uno de los asesores que colaboró con José Villarejo a frenar la extradición a Guatemala del empresario español Pérez Maura.

El lobista norteamericano de 69 años fue sentenciado el viernes pasado a 47 meses de prisión y una multa de 24 millones de dólares por fraude fiscal y bancario. Un tribunal de Virginia, en Estados Unidos, lo declaró culpable.

Además, el consultor amigo de Trump viajó a Madrid en tres ocasiones en 2017 para participar en el operativo diseñado por el ex el comisario Villarejo, encarcelado en la prisión madrileña de Estremera. El fin último era recuperar la terminal de carga en un puerto en el Pacífico que le había sido concedida a Pérez Maura por la administración guatemalteca, como se refleja en los documentos a los que ha tenido acceso OKDIARIO.

Según las investigaciones de la Audiencia Nacional en la conocida como operación Tándem, Villarejo percibió por sus trabajos de coordinador de Pérez Maura hasta seis millones de euros, que cubrían sus emolumentos y el pago a terceros, entre ellos a toda una red de asesores y mediadores internaciones, entre quienes se encontraba el propio Manafort.

El ex hombre de confianza del presidente Trump, reconocido internacionalmente como un influyente lobista, mantenía unas excelentes relaciones con un amigo de Villarejo: el empresario español con residencia en Suiza Adrián de la Joya. OKDIARIO publica en estas mismas páginas una fotografía en la que Manafort y De la Joya aparecen en una reunión con un grupo de empresarios chinos.

En aquellas fechas, Manafort ya estaba siendo investigado por el FBI norteamericano por hacer de lobista del ex presidente de Ucrania Víktor Yanukovich sin haberse inscrito previamente, como exige la legislación estadounidense, en el Registro de Agentes Extranjeros. Fue acusado por los agentes federales de los delitos de conspiración para lavar dinero, no presentar cuentas bancarias y financieras extranjeras, declaraciones falsas y ser un agente no registrado de capital extranjero, entre otros delitos. Manafort asumió culpabilidad en dos cargos criminales: conspiración y conspiración para manipular testigos.

Una inversión que dio resultados

La estrategia judicial y política diseñada por Villarejo y sus asesores internacionales impidió, finalmente, que la Audiencia Nacional aprobara la extradición de Pérez Maura a Guatemala por un caso de corrupción. Se daba además la circunstancia de que el perseguido por la justicia guatemalteca disponía de la nacionalidad española, lo que impedía de facto su entrega al país centroamericano.

Todo empezó cuando en abril de 2016, la Procuraduría General de Guatemala -la equivalente a la Fiscalía General de España- abrió una investigación para esclarecer un escándalo de corrupción política. Según las pesquisas, Pérez Maura, propietario de la naviera Pérez y Cía, había pagado comisiones por valor de 30 millones de dólares al ex presidente Otto Pérez Molina (2012-2015) y a la ex vicepresidenta Roxana Baldetti. De esa manera su empresa Terminal de Contenedores de Quetzal (TCQ) lograba ganar el concurso público de la gestión del puerto de Quetzal durante 25 años en régimen de usufructo. El acuerdo secreto se había oficializado en 2012, durante el mandato presidencial de Otto Pérez Molina.

Con aquella operación, el empresario español se garantizaba un beneficio de cientos de millones de dólares ya que tenía previsto dar un pase a la multinacional danesa de contenedores, Maersk, que tras las diligencias judiciales bloqueó su acuerdo con Pérez y Cía.

Las visitas de Manafort a Madrid 

El ex colaborador del presidente Trump se desplazó a Madrid en el primer trimestre de 2017 para, entre otros asuntos, intervenir en las gestiones sobre la crisis desatada en torno al proyecto de Quetzal y la extradición de Pérez Maura. Manafort viajó a la capital de España en tres ocasiones: el 1 de enero, el 25 de febrero y el 2 de marzo de aquel año. Muchos meses antes de que la Audiencia Nacional decidiera el ingreso en prisión de Villarejo en noviembre de 2017.

Además, los viajes a España se realizaban tan sólo medio año antes de que una juez estadounidense decretara el arresto domiciliario para Manafort por las supuestas injerencias rusas en la campaña electoral de Trump a la casa Blanca.

Manafort en su primer viaje a España se reunió con Villarejo en el hotel Villamagna. A la cita también acudieron Rafael Redondo -socio de Villarejo-, el financiero Adrián de la Joya, el abogado Enrique Maestre y el empresario de sociedades tecnológicas Héctor Hoyos, de ascendencia puertorriqueña como Manafort.

El encuentro fue seguido de cerca por agentes del CNI, que pisaron los talones del asesor de Trump durante el tiempo que permaneció en Madrid. Tanto la información como la relación de asistentes a dicho encuentro fueron filtradas después por los servicios secretos a El País, donde trabajaba un periodista siempre bien conectado con los espías de la Carretera de La Coruña.

En la visita del 2 de marzo de Manafort a Madrid, según los servicios secretos, el lobista hacía escala en la capital en un viaje más largo con destino a China donde lo recibían para negociar la venta de un sistema de encriptación y seguridad de patente norteamericana a la empresa china SAE Electronic. Finalmente, ese negocio fracasó por los problemas legales que acarreaba la venta de material americano a los chinos y también a los iraníes con quienes estaban negociando al mismo tiempo.

La noticia del diario madrileño colocaba a Villarejo en el centro de la operación con los chinos, pero la realidad era otra y muy distinta: la presencia de Villarejo en los encuentros se justificaba más por el caso de la extradición a Guatemala de Pérez Maura y el contrato del puerto Quetzal que por la operación de la venta de equipos de encriptación, que además nunca se fraguó.

En la fotografía desvelada por OKDIARIO aparecen en China Manafort, Hoyos y el español Adrián de la Joya posando junto a la dirección de CSC Group, sus socios en una ceremonia de la firma de un contrato. Villarejo nunca les acompañó en aquel viaje.

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