Turquía apuesta por una «nueva era» de paz con Estados Unidos

En los últimos meses, Erdogan ha adoptado un tono notablemente diferente hacia Estados Unidos, expresando su interés en mejorar las relaciones con su antiguo aliado. Este cambio esta impulsado por los cambios globales y regionales que han puesto a Ankara entre la espada y la pared: aislada de Europa y de muchos Estados árabes, se enfrenta a una Casa Blanca potencialmente hostil, mientras que su economía sigue siendo sacudida por la pandemia. Abrir un nuevo capítulo con Estados Unidos podría devolverle la confianza de Occidente y restablecer una relación militar fructífera con la OTAN.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo el miércoles que esperaba que una próxima reunión con su homólogo estadounidense, Joe Biden, diera paso a una «nueva era» en las relaciones entre Ankara y Washington, muy tensas desde 2016. «Estoy convencido de que nuestra reunión con Biden en la cumbre de la OTAN (el 14 de junio) anunciará una nueva era», dijo Erdogan en una reunión por videoconferencia con líderes empresariales estadounidenses. «Valoramos nuestra alianza con Estados Unidos», insistió.
Pese a que su país está cada vez más aislado diplomáticamente y se enfrenta a graves dificultades económicas, Erdogan ha tratado de suavizar las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea con la esperanza de atraer a los inversores. El presidente turco reiteró a los líderes empresariales estadounidenses el objetivo de aumentar el volumen de los intercambios comerciales entre Turquía y Estados Unidos hasta los 100.000 millones de dólares, subrayando la importancia de avanzar en los «intereses comunes».
Ankara, además, ha de hacer frente a la dependencia armamentística que tiene con Estados Unidos, algo que ya le ha ocasionado problemas al haber sido expulsada del consorcio del F-35, por lo que Washington ha anulado la venta del avión tal y como tenía prevista. Precisamente, esto ha venido por el intento de Turquía de diversificar sus proveedores militares, y hacerse con los servicios del sistema de defensa antiaérea ruso S-400, algo que ha preocupado mucho en Estados Unidos.
Las tensiones entre Washington y Ankara han provocado la salida formal del programa armamentístico por parte de esta última. Sin embargo, este no ha sido el único punto de fricción entre ambos. Antes de la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, Erdogan pretendía atemperar las relaciones diplomáticas con EEUU tras la confrontación constante con Trump. Aunque la última conversación entre el demócrata y el líder de Turquía ha sido para confirmar el reconocimiento formal del genocidio armenio a manos del Imperio Otomano, el régimen precedente a la actual República turca algo que, sin duda, tensa todavía más los lazos entre Washington y Ankara
Otrora socios estratégicos, los vínculos entre Estados Unidos y Turquía se han deteriorado por las grandes diferencias en materia de política exterior. Washington y Ankara mantienen puntos de vista divergentes sobre Siria, sobre la cooperación con Rusia y, finalmente, sobre la situación en el Mediterráneo oriental. En este último punto, EEUU considera como desestabilizadoras las intervenciones navales turcas.
Es ahora, a pesar de este enfriamiento de las relaciones, cuando se está tratando de retomarlas a través del mantenimiento de reuniones entre ambas con un perfil bajo, que busca ahora elevarse. En esta última reunión, se habría valorado la posibilidad de contar de nuevo con representación diplomática en ambos países, algo que supondría un acercamiento entre Ankara y Washington.
En este escenario de incertidumbre es posible que las tensiones sigan aumentando y que el mapa geopolítico cambie por completo dentro de apenas unos meses. Tanto Turquía, como EEUU están decididos a defender sus intereses, aunque eso signifique convertir en papel mojado los acuerdos firmados durante los últimos años.