Los partidarios de Al-Bashir se sublevan sin éxito en Sudán
Sudán se ha despertado este martes con el susto de volver a la era de Omar al-Bashir. Miembros del Servicio Nacional de Inteligencia y Seguridad (NISS, por sus siglas en inglés) vinculados a la órbita del expresidente y soldados del Ejército del país africano se han enfrentado en las calles de la capital, Jartum. La revuelta, que ya ha sido sofocada, según ha informado el jefe adjunto del Consejo Soberano -órgano gobernante-, el general Mohamed Hamdan Dagalo, ha estallado esta noche cuando miembros del NISS han sido despedidos como parte de un proceso de reestructuración lanzado por el Ejecutivo de transición para enterrar los últimos restos de la era Al-Bashir.
Esto ha sido “la mayor confrontación hasta ahora entre la vieja guardia y los partidarios de la nueva administración, que ayudó a derrocar a Al-Bashir después de 30 años en el poder”, como han recogido los analistas Khaled Abelaziz y El Tayeb Siddig.
El Gobierno de Jartum ya ha revelado este miércoles a primera hora que el ex jefe del NISS, Salah Abdalla Gosh, ha sido el responsable del sublevamiento. “Está detrás del complot y hay muchos oficiales militares activos y retirados que lo apoyan”, ha declarado el general Mohamed Hamdan Dagalo, también conocido Hemedti. El dirigente ha comunicado, además, que la situación “ha sido controlada”, por lo que no habrá “negociaciones con esas fuerzas”, a las que se les ha dado “algo tiempo para entregar sus armas”, agregó.
Los tiroteos estallaron en las oficinas del NISS en el distrito de Riad, ubicado en el norte de la capital a pocos kilómetros del aeropuerto de Jartum. Asimismo, los insurgentes consiguieron cerrar dos pequeños campos petrolíferos ubicados en Darfur.
La medida que ha prendido la tensión este martes ha sido implementada en virtud de la ley que se aprobó en dicho mes para poner fin a la telaraña tejida por Al-Bashir durante tres décadas, la cual consiguió impregnar todas las capas de la sociedad, desde el nivel político hasta el religioso y el cultural. El documento fue propuesto por la coalición opositora, las Fuerzas de la Declaración de la Libertad y el Cambio (DFCF, por sus siglas en inglés), que recogieron una demanda del pueblo sudanés, en las calles desde hace casi un año para exigir una estructura política civil.
Hace una semana, un alto miembro del órgano anunció que habían incautado todos los activos de la formación política del expresidente, el Partido del Congreso Nacional (NCP, por sus siglas en inglés), la cual ya fue disuelta en el mes de noviembre de 2019. Junto con la eliminación del partido, se emitieron órdenes de detención contra los autores intelectuales y materiales del golpe de Estado del 30 de junio de 1989, que acabó con el Gobierno democráticamente electo de Sadiq al-Mahdi y que puso a Al-Bashir al frente del país.
También hace siete días la institución gobernante comunicó la prohibición de dos periódicos -Al-Sudani y Al-Ray Al-Am- y de dos estaciones de televisión -Ashrooq y Teba-, junto con sus empresas matices, por haber recibido fondos estatales en tiempos del expresidente. “Estas instituciones fueron financiadas por el Estado y queremos devolver el dinero al pueblo sudanés”, señaló entonces Mohamed al-Fekki, miembro del órgano.
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