Crece la tensión con Irán

El enfrentamiento entre Irán y sus principales enemigos sigue enquistándose. En esta línea, el comandante Hossein Salami, general de división de la Guardia Revolucionaria de Irán, ha advertido a Estados Unidos e Israel que les atacarán si llegan a “cometer un error”. Mientras, la Armada estadounidenses se incautó de armamento de origen iraní en una embarcación que surcaba las aguas del golfo Pérsico; justo cuando el presidente norteamericano Donald Trump ha denunciado que Irán planeaba una ofensiva contra cuatro embajadas americanas, algo negado por las autoridades iraníes.
Aumenta el nivel de amenazas y mensajes duros entre Irán y sus principales enemigos, Estados Unidos e Israel. En un nuevo episodio de la escalada de tensión desarrollada en los últimos meses, el comandante Hossein Salami, general de división de la Guardia Revolucionaria (cuerpo de élite del Ejército iraní), ha alertado a sus principales rivales sobre el ataque que llevará a cabo su nación si llegan a “cometer un error”.
«Si llegan a cometer un error, los atacaremos», indicó Salami en palabras recogidas por la agencia de noticias Tasnim, justo mes y medio después del duro golpe recibido por la Guardia Revolucionaria con el asesinato de Qassem Soleimani, jefe de las Fuerzas Quds de la propia Guardia Revolucionaria y máximo responsable de las operaciones iraníes fuera del país, en una operación con drones materializada por el Ejército de EEUU en las inmediaciones del aeropuerto de la capital iraquí de Bagdad; operación en la que también falleció Abu Mahdi al-Muhandis, vicepresidente de las milicias chiíes iraquíes de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), muy vinculadas a la esfera de influencia persa.
Qassem Soleimani era una de las piezas más codiciadas del entramado político-militar de Irán y EEUU asestó un fuerte golpe a su rival iraní con la eliminación de la principal figura que coordinaba los movimientos de la República Islámica de Irán en países como Irak y Líbano.
Precisamente, la televisión estatal iraní emitió también unas declaraciones de Hassan Nasrallah, máximo dirigente de las milicias chiíes de Hizbulá en Líbano, en las que defendió el vínculo estrecho que existía con el máximo responsable de las Fuerzas Quds y cómo este había colaborado decisivamente en la provisión del arsenal de cohetes de Hizbulá y en el papel desarrollado en la guerra contra Israel de 2006. Nasrallah también lanzó loas al importante rol jugado por Soleimani en la batalla llevada a cabo en Irak contra el grupo terrorista yihadista de Daesh.
Ha coincidido en el tiempo también, la publicación del testamento del máximo responsable de las maniobras en el extranjero de las Fuerzas Armadas iraníes, que fue leído por el general Esmail Ghaani durante un acto oficial en la capital de Teherán. Un documento que refleja cómo el legado dejado por Soleimani iba encaminado principalmente a pedir la adhesión total al líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, superando las posibles diferencias que pueda haber en el seno político nacional.
Un Jamenei que rechazó de plano el último plan propuesto por la Administración Trump para zanjar el conflicto palestino, el cual fue duramente criticado por amplios sectores de la comunidad árabe.
Esta propuesta preveía el establecimiento de un Estado palestino, pero con una soberanía muy limitada en la práctica y con una capitalidad asentada en las afueras de Jerusalén Este, y con la anexión definitiva de asentamientos judíos en la Cisjordania ocupada; algo inadmisible para el entorno árabe y palestino, a pesar de la oferta económica que conllevaba el plan, de 50.000 millones de dólares para la puesta en marcha del nuevo Estado.
La amenaza de Irán ante un posible “error” hebreo y estadounidense puede cumplirse con el último ataque israelí en Damasco, que ha dejado, entre otros, cuatro iraníes muertos. A pesar de las advertencias, el polo israelí y americano ha vuelto a golpear a objetivos persas lo que puede desencadenar una dura respuesta por parte de Irán.
La situación ya se había tornado aún más complicada con las afirmaciones hechas por Donald Trump en una entrevista a la cadena norteamericana Fox News, en la que denunció que Irán planeaba atacar cuatro embajadas de su país, incluida la de Bagdad, extremo que fue desmentido por Hasán Rohaní, presidente iraní. Precisamente, la sede diplomática estadounidense en la capital de Irak ya fue asediada por militantes chiíes tras una operación militar de EEUU contra las Fuerzas de Movilización Popular, que dejó más de 20 muertos, y que se llevó a cabo en respuesta al ataque perpetrado el 27 de diciembre contra una base militar de la coalición internacional que lucha contra el terrorismo radicada en la ciudad iraquí de Kirkuk, que dejó un contratista civil norteamericano muerto.
En el marco de esta espiral de enfrentamientos, esa misma base de Kirkuk, al norte de Irak y llamada K1, fue atacada por varios cohetes modelo Katyusha este jueves; aunque no se produjeron víctimas mortales, a diferencia de la tentativa anterior de finales de diciembre y que originó todo el último desarrollo de ofensivas.
En el origen de toda esta espiral de enfrentamientos entre Estados Unidos e Irán está el pacto nuclear suscrito en 2015 junto con otras naciones como Rusia, China, Francia, Alemania, Reino Unido y la Unión Europea, llamado Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA), por el que se limitaba el programa atómico iraní, sobre todo el materia de desarrollo armamentístico, y la salida del mismo de EEUU en 2018 tras denunciar incumplimientos por parte de Irán para así acabar imponiendo sanciones políticas y económicas al país persa. Unas medidas de castigo entre las que destacaban principalmente las relacionadas con el comercio de petróleo, principal fuente de financiación de Irán.
A esta estrategia respondió el presidente iraní Hasán Rohaní amenazando con seguir comerciando con su crudo, con bloquear el estrecho de Ormuz, principal zona de paso comercial mundial de petróleo, y con reducir al mínimo sus compromisos con el acuerdo nuclear, sobre todo en relación con el enriquecimiento de uranio y el tratamiento de agua pesada.
Tras el intercambio de advertencias, se sucedieron incidentes relacionados con buques cargueros en aguas del Golfo y ataques contra instalaciones petrolíferas y aeroportuarias situadas en Arabia Saudí (gran representante de la rama suní del islam, rival de la chií patrocinada por Irán).
El régimen de los ayatolás y agentes proiraníes, como los rebeldes hutíes que luchan en la guerra de Yemen, fueron señalados por estar detrás de estas ofensivas, algo que ha venido siendo negado por las propias autoridades persas.
En relación con esta fase de amenaza de la seguridad marítima en Oriente Medio, la Armada estadounidense se incautó este pasado 9 de febrero de armamento de origen iraní en un buque que surcaba el Golfo, de bandera no confirmada oficialmente.
«El 9 de febrero de 2020 el USS Normandy, mientras llevaba a cabo una operación de seguridad marítima en el área de operaciones del Comando Central de EEUU, abordó un velero de acuerdo con la ley internacional y descubrió un gran alijo de armas», explicó la Armada en una nota oficial.
Entre las armas requisadas están 150 misiles guiados antitanque Dehlavieh, que son copias fabricadas en Irán del proyectil ruso Kornet. La Armada norteamericana también decomisó tres misiles tierra-aire, miras térmicas, municiones y armamento avanzado, entre otros, todos ellos fabricados en Irán.
El Ejército estadounidense precisó que muchas de las armas son «idénticas» al armamento incautado en una operación similar el pasado 25 de noviembre, el cual tenía como destino la provisión del arsenal de los hutíes en el marco del conflicto armado de Yemen.