ESTADOS UNIDOS

Biden cambia la escalera de acceso al Air Force One para evitar nuevas caídas

Le han puesto también un tamaño de letras extragrande en los teleprompter para que no haya más equívocos en los discursos

Joe Biden se tropieza y cae al suelo en el acto de graduación de las Fuerzas Aéreas de EEUU

Cazan a Biden con una chuleta de las preguntas que le van a hacer los periodistas

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Una imagen icónica de cualquier presidente de los EEUU es la del gobernante más poderoso del mundo subiendo las escaleras hacia el majestuoso Air Force One, dándose la vuelta y despidiéndose cual torero saluda al respetable. Pues bien, el equipo de Joe Biden ha decidido cambiar a partir de ahora la escalera larga de acceso al avión presidencial por la escalera corta que lo introduce en el vientre del avión.

La razón es sencilla, pero está consiguiendo el efecto contrario pues todo el mundo en EEUU habla ahora de ello. La edad del presidente y su cada vez menor agilidad ha sido causa de numerosos tropiezos durante su mandato. Precisamente su edad se ha convertido en su talón de Aquiles, porque cuando no tropieza se queda en blanco, balbucea palabras, se desorienta con facilidad, se levanta en medio de una entrevista en directo y se larga, pregunta por personas ya fallecidas, glorifica a la reina en un país como el suyo donde no hay monarquía…, y así sucesivamente hasta demostrar no que la edad sea un problema en sí, sino que los despistes, traspiés y falta de agudeza mental en el inquilino de la Casa Blanca cada vez son más evidentes.

De hecho, un 70% de ciudadanos de EEUU no quiere que se presente a la reelección, lo que evidencia que la ciudadanía desea la aparición de alternativas y desconfía de que Biden se presente a la campaña presidencial con 84 años.

Un exdiplomático occidental, que permanece en el anonimato, dijo por ejemplo al canal de televisión de izquierdas NBC que el presidente está «bastante frágil». Añadió que «físicamente es bastante frágil y se cae de la bicicleta o lo que sea. No tiene los niveles de resistencia de un Obama o de un presidente más joven. La gente se preocupa por su fragilidad física y su edad de 82 a 86 años».

«Eso es muy mayor para los estándares europeos, muy, muy mayor. No tenemos a ningún dirigente de esa edad», concluyó el diplomático.

Una solución alternativa a la entrada habitual en el avión presidencial no tiene precedentes. John F. Kennedy, quien con 43 años fue el presidente más joven jamás elegido, sufría dolor de espalda crónico y una vez fue pillado en un elevador hidráulico para subirlo al Air Force One.

Joe Biden tiene acostumbrada a la opinión pública estadunidense a tropiezos y torpezas constantes. Si bien es cierto que buena parte de los medios de comunicación internacionales no los recogen a diferencia de su antecesor, Donald Trump, cuyos movimientos eran seguidos con lupa por la prensa ‘progre’.

Después de que el presidente de EEUU tropezara el mes pasado en la ceremonia de graduación de la Academia de la Fuerza Aérea, algunos de los ayudantes de Biden se reunieron para discutir cómo asegurarse de que «nunca volvieraa suceder». Por ello, se han esforzado para evitar incidentes que expongan y abran el debate en la opinión pública sobre la edad de Joe Biden. Dada la propensión de Biden a mezclar palabras y títulos de los líderes mundiales, se le han facilitado el uso de tarjetas de notas para guiar sus puntos de conversación durante las reuniones, chuletas en las ruedas de prensa y un tamaño de letra en el teleprompter más grande durante los discursos.

Capacidades cognitivas de Biden

Lo ocurrido ahora vuelve a poner en entredicho la capacidad del presidente Biden para volver a presentarse a la reelección el próximo año. El dirigente estadounidense anunció en abril su intención de presentarse a la reelección a la presidencia en 2024. De acabar de forma exitosa, Biden completaría su segundo mandato en 2029 con 86 años.

Sus adversarios ponen constantemente su falta de reflejos y agudeza mental como la mejor demostración de que ya no está capacitado para manejar las riendas del país más poderoso del mundo. Un ejemplo claro fue cuando hace unos meses en septiembre preguntó en un acto «¿dónde está Jackie?» mientras buscaba entre el público a la representante republicana Jackie Walorski fallecida un mes antes en un accidente de coche y a cuya familia Biden ya le había ofrecido anteriormente sus condolencias.

A la vicepresidenta Kamala Harris la ha llamado al menos seis veces «presidenta» y en febrero saludó al ex presidente Bill Clinton desde el «congreso» cuando realmente estaba hablando desde la Casa Blanca. Hace ocho meses, en diciembre, Biden explicó que su tío Frank Biden ganó la condecoración «corazón púrpura» (un reconocimiento otorgado en nombre del presidente a aquellos que han resultado heridos o muertos en servicio militar) por sus acciones en la Segunda Guerra Mundial, pero no existen evidencias de la entrega de dicho galardón, y los detalles ofrecidos por él hacen imposible que la historia fuera real.

Los esperpénticos momentos de Biden han sido objeto de sorna desde hace tiempo por el ex presidente, Donald Trump, quien lo apodó durante las elecciones de 2020 «Sleppy (dormido) Joe» por la cantidad de veces que se dormía en los actos oficiales. Hace unos meses en un discurso Biden confundió a Canadá con China ante el parlamento canadiense en Ottawa, lo que provocó la crítica de Trump: «Somos el hazmerreír de todo el mundo», dijo en su red social. Un mes después, durante una visita a Irlanda para rememorar su pasado familiar, fue incapaz de contestar a las preguntas formulada por un niño y tuvo que intervenir su hijo, el polémico Hunter Biden, para explicarle la pregunta.

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