33 soldados del ejército de Turquía muertos en un ataque aéreo cerca de Idlib

Tensión máxima en el noroeste de Siria. A última hora de este jueves, un bombardeo ha acabado con las vidas de 33 soldados turcos desplegados en un puesto de control situado entre las localidades de Al-Bara y Baloun, cerca de Idlib.
El gobernador de la provincia turca de Hatay Rahmi Dogan ha informado de que, además, otros 36 militares se encuentran heridos y han sido trasladados a varios hospitales próximos. El estado de algunos de ellos es bastante grave, de modo que es probable que la cifra de bajas aumente a lo largo de las próximas horas.
Se trata del incidente más serio que se ha producido hasta la fecha desde que comenzó la actual escalada de tensión en la región. La intervención turca en la llamada zona de desescalada que se encuentra alrededor de Idlib ha desestabilizado todavía más la frágil situación. En las últimas semanas, el Ejército de Bachar al-Asad ha acometido una ofensiva terrestre con el apoyo de la aviación rusa para recuperar la ciudad, último bastión de resistencia contra Damasco en una guerra que dura ya nueve años.
Ankara, sin embargo, tiene otros planes y ha tratado de frenar el avance del Ejército sirio realizando su propio despliegue en la región. En los últimos días, se habían producido ya varios choques entre miembros de las Fuerzas Armadas de ambos países, pero ninguno de la magnitud del ocurrido este jueves.
La autoría del ataque se atribuye a las fuerzas sirias. El Centro Ruso para la Reconciliación de las Partes en Siria ha negado la implicación directa de Rusia en el bombardeo. Los rusos han defendido la actuación del Ejército de Al-Asad, alegando que el ataque estaba dirigido contra terroristas pertenecientes al antiguo Frente al-Nusra, la filial de Al-Qaeda en Siria a la que Turquía ha prestado asistencia.
En un comunicado del Ministerio de Defensa, el Kremlin ha explicado que, previamente, los mandos rusos habían solicitado a sus homólogos turcos la posición de todas sus tropas, como suele ser habitual antes de cada operación. Por tanto, si esa información era verídica, no tendría que haber habido ningún soldado turco en el lugar del bombardeo. El texto añade que, en todo caso, en cuanto se supo que había militares entre las víctimas, se dio orden de detener el bombardeo.
Inmediatamente después de que se conociese la noticia, el ministro de Asuntos Exteriores turco Mevlut Çavusoglu mantuvo una conversación telefónica con Jens Stoltenberg. El secretario general de la OTAN ha anunciado que la Alianza Atlántica se reunirá este mismo viernes ante la demanda turca de la activación del artículo 4 de la Carta, que autoriza consultas con la organización en caso de que uno de los Estados miembros haya sido atacado.
Del mismo modo, el presidente Recep Tayyip Erdogan convocó una reunión de urgencia con otros altos mandatarios del Gobierno para evaluar la situación. Por el momento, la respuesta turca se ha concretado de dos formas. En el plano retórico, el director de Comunicaciones de Ankara Fahrettin Altun ha advertido de que Turquía no piensa dar un paso atrás: “Todos los objetivos conocidos del régimen han sido y continuarán siendo atacados con nuestros elementos aéreos y terrestres”. Como medida disuasoria, Moscú ha enviado a la costa siria, dos fragatas equipadas con misiles de crucero de modelo Kalibr.
En el plano práctico, Turquía se ha movido rápido para tratar de sumar aliados a su causa en Bruselas. El Gobierno de Ankara ha tomado la decisión de abrir su frontera oeste para permitir el paso de refugiados a la Unión Europea. No solo eso: la Administración ha facilitado una flota de autobuses para trasladar a la frontera con Grecia a aquellas personas que desean entrar en suelo comunitario.
El movimiento se interpreta como un ultimátum de Erdogan a la Unión Europea para que tome una decisión: o apoya a Turquía frente a Siria -y Rusia- o el flujo de refugiados será prácticamente inasumible. Debe recordarse que el país alberga en su territorio a algo más de tres millones y medio de personas que han huido de diferentes escenarios de guerra en los últimos años. Solo desde el mes de diciembre, Naciones Unidas estima en casi un millón el número de personas que han escapado de la ciudad de Idlib y sus alrededores hacia la frontera turca.