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Historia de España

El oro de Moscú: ¿dónde está el tesoro enviado por la República Española?

El oro de Moscú es un símbolo de la lucha y el sacrificio de una España que intentó defender su democracia en tiempos difíciles.

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La reserva de oro del Banco de España, que acumulaba 708 toneladas, era considerada la cuarta más grande del mundo en 1936. Durante la Guerra Civil, el gobierno firmó un decreto el 13 de septiembre de ese mismo año mediante el cual se autorizaba el traslado de 510 toneladas de oro a Moscú con el fin de “salvaguardar el tesoro español, llevándolo a lugar más seguro” y financiar la ayuda militar soviética.

Cuando las tropas de Franco entraron en Madrid en marzo de 1939, el oro se había esfumado. ¿Qué había pasado con el oro de España? ¿Se lo habían regalado a la Unión Soviética?

El Decreto que autorizó el traslado del oro a Moscú

Cuando estalló el golpe de Estado, el Banco de España tenía 708 toneladas de oro fino, de las cuales 638 estaban resguardadas en Madrid. El oro del Banco de España era uno de los factores que podían decantar el resultado de la contienda hacia un bando u otro. Por ello, el 4 de agosto de 1936 el gobierno firmó un decreto que permitía la intervención directa en la cúpula del Banco de España. Así, todas las reservas de oro del Banco de España quedaron bajo control de los republicanos.

A finales de agosto de 1936, 23 estados europeos, entre ellos, Reino Unido y Francia, promovieron un Pacto de No Intervención, el cual implicaba la prohibición de vender armas a ninguno de los dos bandos en conflicto. No obstante, Alemania e Italia fueron los primeros países en vulnerar el pacto, al proporcionar aviones y material bélico a los sublevados.

Ante la gran ventaja que logró obtener el general Franco, el gobierno republicano sólo contaba con una única opción: exprimir el oro del Banco de España para comprar armamento. Si bien Francia accedió a comprar una cuarta parte del oro intervenido, los beneficios obtenidos por esa venta no fueron suficientes para solventar los problemas del bando republicano.

El acercamiento de las tropas franquistas y las limitaciones del Pacto de No Intervención obligó al gobierno a tomar una decisión urgente con respecto a las reservas del Banco de España. El 13 de septiembre de 1936, el presidente de la República, Azaña Díaz, y el ministro de Hacienda, Juan Negrín López, firmaron un decreto que permitía el embargo del tesoro del Banco de España y su traslado al extranjero.

El traslado del oro

Un día después del decreto, el 14 de septiembre de 1936, Carabineros y Milicias tomaron el Banco de España y sacaron 10.000 cajas de setenta y cinco kilos cada una, conteniendo lingotes y monedas de oro, cuyo valor actual era de 41.000 millones de euros. El cargamento de oro fue trasladado en tren hasta Cartagena. A finales de octubre, gran parte del tesoro se embarcó en cuatro buques soviéticos que partieron rumbo al puerto de Odesa, en el Mar Negro.

Al tiempo que se embalaron las monedas y lingotes de oro, en Moscú se realizó una reunión secreta para organizar los envíos de armas a España.

Los republicanos estaban convencidos de que el envío del oro a la Unión Soviética era la única vía que tenía la Segunda República ante el avance de los golpistas y la política de «no-intervención» promovida por Reino Unido y Francia. Para ellos, esta era la única opción viable de obtener financiación para pagar la ayuda soviética y sobrevivir a un golpe de Estado.

Cuando Stalin se enteró de la llegada del oro, organizó un gran banquete con los altos jerarcas del Partido Comunista de la Unión Soviética y en su discurso afirmó: “Los españoles no verán su oro nunca más, como tampoco ven sus orejas”. Para evitar testigos incómodos, los funcionarios españoles que atestiguaron la entrega y la valoración de lo que se enviaba tenían prohibido salir a la Unión Soviética hasta dos años más tarde, pero con la condición de no regresar a España.

¿Qué pasó con el tesoro que debían resguardar?

El traslado y la gestión del Oro de Moscú fueron una operación de alto secreto, por lo que todos los detalles nunca fueron revelados a las potencias occidentales. A pesar de que la operación beneficiaba más a los soviéticos que a los republicanos, el gobierno consiguió que Stalin accediera a suministrar el armamento necesario, por lo menos durante unos meses. Una vez que el oro se fue agotando, los envíos soviéticos de armamento se ralentizaron cada vez más.

En agosto de 1938, Moscú afirmó que el oro recibido se había ya agotado, lo que generó muchas intrigas y especulaciones. Años después, en 1956, salieron a la luz los documentos que componían el llamado Dossier Negrín, el cual recopilaba todos los informes de la operación y que parecía confirmar que, en efecto, no hubo fraude alguno.

A pesar de haber obtenido en sus manos el Dossier Negrín, el régimen franquista perpetuó el mito del Oro de Moscú, culpando a republicanos y soviéticos de un desfalco que había llevado a España a la ruina. Sin embargo, tras la muerte de Negrín en 1957, el diario oficial Pravda aseguró que no solo se había agotado el tesoro, sino que España tenía una deuda de 50 millones por un crédito solicitado de unos 80 millones de dólares a la URSS.

Al día de hoy, la gestión del Oro de Moscú, que estuvo inmersa en un gran misterio, sigue despertando dudas. ¿Los soviéticos se quedaron con parte del botín o realmente se evaporó? Son interrogantes que aun sobreviven.

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