Historia
Arqueología

Cortan su cabeza y la exponen en la muralla como trofeo: hoy la encuentran en un yacimiento de Palencia

  • Manuel Morera
  • Periodista y fundador del pódcast V9, el programa de F1 más escuchado de España. Universidad de Valencia y Radio 3. Anteriormente en ElDesmarque, Levante TV y Las Provincias.

En España tenemos yacimientos arqueológicos increíbles, pero los historiadores no estaban preparados para lo que han encontrado en una muralla de la excavación en el castro de La Loma, en Palencia.

Entre piedras caídas y restos del asedio romano, los arqueólogos han localizado un cráneo fragmentado, que permaneció oculto durante más de 2.000 años.

Según un estudio publicado en el Journal of Roman Archaeology, pertenecía a un guerrero cántabro decapitado y exhibido como trofeo en plena guerra contra Roma. Una pieza excepcional que arroja nueva luz sobre la violencia real de aquel conflicto.

Hallazgo arqueológico: cabeza cortada en una muralla por su resistencia a Roma

El análisis del cráneo dibuja una escena de lo más inquietante. No se trataba de un enterramiento, ni existían restos asociados a un esqueleto completo.

Los fragmentos estaban dispersos, atrapados bajo las piedras que cayeron cuando los romanos demolieron la estructura defensiva. Las fracturas del hueso presentan las características propias del hueso seco, lo que indica que la cabeza había permanecido expuesta antes de quedar sepultada.

Además, había marcas de intemperie. Es decir, decoloración por el sol, fisuras superficiales y señales de erosión. Por ello los arqueólogos han llegado a la conclusión de que el cráneo estuvo expuesto al aire libre.

Lo más llamativo es que probablemente fuera colocado en la muralla como advertencia para quienes osaran desafiar a Roma.

Algunas abrasiones posteriores, compatibles con pisoteo, se produjeron antes de que el muro colapsara durante la destrucción final del castro. La datación por radiocarbono sitúa el episodio en pleno asedio, entre el 26 y el 25 a. C.

El estudio genético ofrece más detalles. Se trataba de un hombre adulto, en torno a los cuarenta años, con un perfil propio de las comunidades de la Edad del Hierro del norte de la Península.

Su linaje paterno, R1b-DF27, coincide con el de las poblaciones indígenas asentadas en la región desde la Edad del Bronce. Lo más probable es que fuera uno de los defensores que combatieron hasta el final contra los romanos en la península.

El cráneo en una muralla que muestra el final de la resistencia cántabra

La Loma, asentada en lo alto de una colina y fortificada en la Edad del Hierro, formaba parte del territorio de los Camáricos, uno de los pueblos cántabros que más férreamente se opusieron a la expansión de Roma.

El estudio muestra cómo las tropas romanas organizaron un asedio de gran envergadura, desplegando campamentos principales y secundarios, además de líneas de contra.

Para los arqueólogos esto son pruebas de que se trató de una operación militar calculada y destinada a quebrar definitivamente la resistencia local.

Las excavaciones han sacado a la luz una gran concentración de puntas de flecha, clavos de caligae, fragmentos de armas y restos de combate en la entrada noreste, justo donde se produjo la acometida final.

Justamente en ese punto es donde se produjo el hallazgo. Bajo el derrumbe de la muralla apareció el cráneo que ha permitido reconstruir con precisión lo ocurrido en los últimos instantes de la resistencia.