La conquista de Menorca: la historia de la toma de la isla por parte de Alfonso III de Aragón
La conquista de Menorca por parte de Alfonso III de Aragón es un episodio destacado en la historia de la isla y en la historia de la Reconquista en general.
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La conquista de Menorca en el año 1287 por el rey Alfonso III de Aragón marcó el final del dominio musulmán en las Baleares. La intención de ocupar la isla Menorca por parte de Alfonso III, surgió justo después de arrebatarle el reino de Mallorca a su tío Jaume II en 1286. En octubre de ese mismo año el monarca hizo un llamamiento a sus súbditos, desde Huesca, para que se embarcaran a la conquista de la Balear menor.
¿Cómo fue la conquista de Menorca por parte de Alfonso III?
Según la documentación expedida en diciembre de 1286 por la Cancillería de Alfonso III, la conquista de Menorca era prácticamente un hecho antes de su intervención armada, pues el monarca ya había dictado dos ordenanzas que así lo daban a entender.
Alfonso III, también conocido como «el Liberal», era el rey de Aragón, Valencia y Cataluña en aquel entonces. Su ambición por expandir sus dominios lo llevó a fijar su mirada en Menorca, una isla estratégicamente ubicada en el mar Mediterráneo y que en ese momento estaba bajo el control de los musulmanes.
La expedición salió de Salou el 22 de noviembre y estaba conformada por 20 mil hombres en más de 100 flotas catalanas, aragonesas y sicilianas. Las naves desembarcaron en Mallorca y permanecieron allí hasta después de Navidad, para luego zapar rumbo a Menorca.
Una vez que se hallaban a la altura del cabo de Artrutx, una fuerte tormenta dispersó la escuadra. Por fortuna, parte de ella logró reagruparse en Portopetro y finalmente entrar en el puerto de Mahón, donde ocuparon uno de sus islotes, la actualmente llamada Isla del Rey.
Una feroz batalla
La batalla por la conquista de Menorca para el reino de Aragón fue feroz y sangrienta. Los musulmanes, liderados por el caudillo Abú Umar, resistieron tenazmente los ataques de los aragoneses, que se vieron obligados a librar intensos combates tanto en tierra como en el mar.
El 17 de enero de 1287, Alfonso III de Aragón desembarcó junto a su ejército en las inmediaciones del puerto, en el «Pla des Vergers». Poco después, se desató una gran batalla entre los moros menorquines y los cristianos catalanes en la pequeña sierra de «Biniaixa».
El monarca batalló valientemente junto a sus hombres hasta conseguir la victoria ante los que habían traicionado a su padre. Tras enfrentarse nuevamente a las tropas enemigas en el castillo de Sent Agáyz (Santa Águeda), Alfonso III se apoderó del pueblo de Mahón y los despojó de su castillo, tomando posesión de la isla.
El tratado de capitulaciones de Sent Agáyz
Después de varios días de descanso, el 21 de enero de 1287 Abu Umar Hakam Ibn se rinde ante Alfonso III y firma las capitulaciones de rendición, al igual que los cuatro moros notables, los señores de Binodofá, de Binimodén, de Binicodrell y de Binimoama.
En el tratado de Sent Agáyz, Abu Umar cedía todos los castillos y poblaciones de Menorca a la Corona de Aragón y los musulmanes que residían en la isla eran declarados esclavos del rey, quien podía disponer de ellos libremente, salvo que pagaran un rescate de siete doblas y media por persona. En lo que respecta a sus posesiones, estas quedaban en manos de los vencedores.
En contraparte, Alfonso III permitiría a Abu Umar Hakam salir libre de la isla, acompañado de 200 familiares y allegados, llevando su preciada biblioteca. Además, se comprometía a sufragar los gastos del viaje y manutención del almojarife y su familia, sin recibir rescate alguno.
Alfons III y su estadía en Ciutadella
Desde el día siguiente de las capitulaciones (22 de enero) el audaz monarca se instaló en la antigua «Medina-Minurka», Ciutadella, en el palacio del almojarife, llamado después Real Alcázar, donde residió por 45 días. Durante su estancia en Menorca, Alfonso III ordenó la conservación de los castillos de Santa Águeda y de Mahón y se encargó del refuerzo de las defensas de Ciutadella.
Además, repartió los terrenos de la isla basándose en el sistema feudal de la época, sobre todo entre los guerreros que más se habían destacado en la batalla y entre todos aquellos que se lo solicitaban. Esto con el propósito de resguardar la defensa de la isla ante posibles ataques.
Las consecuencias
La conquista de Menorca por parte de Alfonso III tuvo importantes consecuencias tanto para la isla como para el reino de Aragón. Menorca pasó a formar parte de los dominios de la corona aragonesa, lo que permitió a Alfonso III consolidar su poder en el mar Mediterráneo y ampliar su influencia en la región.
Además, la toma de Menorca supuso un golpe simbólico para los musulmanes, que perdieron uno de sus últimos bastiones en la península Ibérica. Esta victoria contribuyó a reforzar la posición de Alfonso III como un líder militar y político de gran importancia en la época.
A día de hoy, la huella de la conquista de Menorca por parte de Alfonso III sigue presente en la isla, a través de monumentos y vestigios históricos que recuerdan aquellos tiempos de lucha y conquista. La historia de la toma de Menorca por parte de Alfonso III de Aragón es un ejemplo de determinación y valentía que ha dejado una marca imborrable en la isla y en la memoria colectiva de sus habitantes.
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- Historia de España