Un soltero de ‘First Dates’ consigue sacar de quicio a su cita: «No hay cosa que me dé más coraje»
La soltera estaba al límite
First Dates se ha ganado a pulso ser uno de los programas de televisión que más éxito continúa cosechando en nuestro país. Esto no es producto de la casualidad puesto que todo el equipo hace un excepcional trabajo para continuar sorprendiendo a sus espectadores. Por si fuera poco, cada vez son más las personas que se animan a acudir al restaurante más famoso de la televisión con el objetivo de intentar conocer a su media naranja. Uno de los protagonistas de la entrega del pasado martes fue Pedro. El catalán de 54 años llegó a First Dates con un ramo de flores para tratar de impresionar a su cita: «El amor es que Dios nos ama porque él nos amó primero, y tenemos que corresponderle», reconoció. El comensal desveló que no tenía pareja desde febrero y, a pesar de que quería encontrar a su otra mitad, lo más importante para él era «predicar la palabra de Cristo».
Su objetivo era conocer a una mujer morena, sincera, humilde y religiosa. Su cita para esa noche era Susan, una catalana de 52 años que siempre sacaba la parte positiva de sus anteriores relaciones sentimentales. «Gracias a ellas, yo he podido escribir un libro», reconoció. La primera impresión de ambos fue bastante normal. Así lo confesó el soltero: «Además de bonita y elegante, he pensado que era una mujer fuerte y guerrera». Susan, por su parte, se mostró encantada al saber que su cita viviese en Sabadell: «Ha ganado puntos porque no tienes que estar preocupada ni en coches ni en trenes ni en nada». El presentador no tardó en acompañarles a la mesa que tenían reservada para la velada. Fue entonces cuando Pedro entregó el ramo de rosas a su cita, aunque lo hizo con una condición: tenía que aceptar escuchar uno de sus poemas. Tras escucharlo, Susan llegó a una conclusión.
«Yo me hubiera ahorrado el poema porque, sinceramente… no. Ahórrate el poema, cariño», reconoció la soltera, mientras presumió ante su cita sobre el don que tenía para la escritura: «He escrito un libro de la lucha de una mujer, la superación de una mujer, el coraje». Poco después, al no mostrar interés en este tema de conversación, Pedro decidió cambiarlo de forma drástica. Algo que no gustó en absoluto a la catalana: «Que esté hablando de un tema y me cortes… Como que no».
Poco después, los dos reconocieron que eran creyentes, por lo que comenzaron a acercar posturas. A pesar de todo, Pedro tenía una forma de pensar bastante diferente a la de Susan. Algo que quedó especialmente claro cuando hablaron de tatuajes. «Si tenemos una relación seria, me gustaría que se quitara los piercings y los tatuajes», aseguró el soltero.
La comensal, por su parte, no terminaba de encajar con su cita. Entre otras cuestiones, porque detestaba su forma de mover las manos y gesticular de manera constante: «No hay cosa que me dé más coraje que una persona me esté hablando y me señale con el dedo. Es como si me estuviera dando una orden», reconoció.
Por si fuera poco, tampoco coincidían en la forma de ver la vida. Ella tenía claro que «cada uno tiene que vivir su vida como le plazca, nadie es dueño de nadie». Algo en lo que él discrepaba en absoluto: «No estoy de acuerdo. Hay que agradar a Dios». Llegó la decisión final de First Dates, como era de esperar, Susan se negó en rotundo a tener una segunda cita con Pedro puesto que no era, en absoluto, la persona que estaba buscando para compartir su vida.
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