‘La Emperatriz’: final explicado de la temporada 2 de la serie de Netflix
La producción ha dejado a todos sin palabras con su capítulo final
Dicen que lo mejor tarda en llegar, y vaya si Netflix se ha tomado enserio la realización de la segunda temporada de La Emperatriz. La popular ficción aterrizó por primera vez en la plataforma de pago en septiembre del 2022. De esta manera, los suscriptores tuvieron la oportunidad de conocer la historia de Elisabeth, la emperatriz de Austria que reinó entre 1854 y 1898. Una historia de vida que ha sido adaptada a la pequeña pantalla en numerosas ocasiones y que siempre termina atrapando al espectador desde el primer minuto hasta el último. Eso sí, la adaptación de la plataforma de streaming ha ido un poco más allá.
A lo largo de la primera temporada, se ha podido ver como Isabel de Baviera ha tenido que aprender a luchar por mantener su identidad y por su libertad en un entorno opresivo. Todo ello mientras intenta mantener a flote su matrimonio con el emperador Francisco José I. En esta segunda temporada, y a través de los seis episodios que han dado forma a la trama, los protagonistas han dado la bienvenida al mundo a sus hijos en común. Pero, también han tenido que hacer frente a los problemas que les han ido surgiendo por el camino, tanto a nivel político como persona. Pero, ¿qué sucedió en el gran capítulo final? ¡Te lo contamos!
Final explicado de La Emperatriz, serie de Netflix
En el episodio 2×05, los seguidores de la serie han sido testigos de como Isabel y Francisco han tenido que vivir el fallecimiento de su primogénita. La pequeña fue víctima del Tifus y perdió la vida mientras dormía. Una situación que afectó gravemente la salud mental de sus padres, quiénes no podían soportar el dolor de la pérdida.
Tras aceptar lo sucedido y perdonarse mutuamente, los emperadores continuaron apostando por su amor y su familia. De esta manera, y tras un salto temporal, la producción da comienzo al capítulo 2×06. El gran episodio final arranca con el bautizo del tercer hijo de Isabel y Francisco, un niño. El heredero al trono es recibido con los brazos abiertos por sus padres, quiénes se muestran felices de haber cumplido con la corona.
Pero, poco tardan en llegar los problemas para los emperadores. La guerra ha estallado y Napoleón III ha masacrado a casi todo el ejército de Francisco José I. Por ello, y con un fuerte remordimiento de culpa al ser conocedor de las bajas, el emperador decide ponerse al frente de la batalla.
Isabel y la madre de Francisco José I no están de acuerdo con esta decisión. Pues, la única forma que tendría de volver a casa sería derrotando a Napoleón III y asesinarlo. Una compleja situación si se tiene en cuenta que el emperador no tiene nada de experiencia en batallas. Pero, aún así, él no cambia de parecer y se va.
Su hermano Maximiliano se ofrece a quedarse al mando en caso de emergencia. Pero, el emperador le deja claro que su esposa y su hijo serán los únicos que tomen el poder en caso de caer en la guerra. Una gran decepción para él, por lo que decide marcharse del palacio junto a Carlota, su esposa.
De esta manera, el episodio concluye de manera muy emotiva. El destino del emperador está en el aire y ahora la corona depende de Isabel. La partida de Francisco José I supone un duro golpe para Sofía, quién ve como los sacrificios que realizó durante años penden de un hilo.
Completamente devastada, Sofía llora desconsolada la partida de su hijo. Una tristeza que es compartida por Isabel. Pero, contra todo pronóstico, es la emperatriz quién se termina convirtiendo en el paño de lágrimas de ella. Una escena muy significativa con la que la producción ha dejado la puerta abierta a una tercera temporada. ¿Dará Netflix luz verde a nuevos episodios?
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