Un nuevo vino blanco para agitar nuestro panorama enopático
En estas fechas de la ajetreada primavera madrileña, se ha presentado en Coque, con todo el necesario boato, un nuevo vino del ya conocido francés François Lurton, que desde su bodega Campo Eliseo, nos trae ahora un maravilloso y original monovarietal de Sauvignon Blanc.
El mismo día que tuve la suerte de probar este gran vino, cayó en mis manos un artículo en el que el gran guitarrista sanluqueño Antonio Manuel, cuenta entre otras genialidades:
«Yo siempre digo que la guitarra descubre la armonía el día que a un guitarrista se le cae al suelo, y por el golpe suenan todas las notas la vez»
Inmediatamente me entraron ganas de quitarle la H al nombre de este gran Sauvignon Blanc, o de ponérsela a la otra armonía menos griega, que sé yo… porque a estos franceses de tan buen gusto, hay que dejarles seleccionar y conciliar lo mejor de lo que encuentran en nuestro país de contrastes.
Este vino es una buena suma de todas las grandes notas que se le pueden pedir a un vino blanco. Hecho en España, pero que gracias a un dominio de la tradición bordelesa, hace que a esa redondez que impide que algún matiz despunte más que otro, se pueda llamar excelencia.
Un vino impecable, con el brillo y color del sol que ya no torra. De esos que no muestra desde el primer momento todo lo que puede llegar aportar en nariz, y que hasta que no se juega con él en la copa lo suficiente, no descubre ese carácter profundo y elegante, que sin duda le hará salir por la puerta grande del mejor Coso de los vinos, y que ahora por lo visto llaman el «gama súper-premium».
Es de agradecer que sin necesidad de filoxera, ni Napoleón Bonaparte, este maestro de la Sauvignon Blanc, del tratamiento de las lías, de los tiempos de espera en la madera, y de todo lo necesario para crear un vino excepcional, encontrase su casa en esta frontera castellana-leonesa que es La Seca, en Valladolid. Desde la admiración y el amor por lo autóctono nuestro, Françoise Lurton, lleva 30 años enseñándonos las muchas posibilidades de nuestras viñas y bodegas, siempre desde la barrera, sin perderse una temporada, atento a los detalles y a la evolución de esas cepas que ya son veinteañeras, y que solo él sabe lo que son capaces de dar, después de haber bailado en esos suelos tan rocosos, arenosos e incluso arcillosos en los que nacieron.
Y es que en la España del chocolate espeso, los claroscuros, y la cruz de la moneda, esta bodega Campo Eliseo es un ejemplo de como ganar sumando, de que la concordia no es solamente el nombre de una gran plaza, ni por supuesto un chirimbolo, si no el de un maravilloso instrumento, que sabiendo manejarlo da lugar a grandes conciertos.
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