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La última ocurrencia del Consell de la República: quieren un huso horario distinto al del resto de España

Esta propuesta es un acto simbólico de "soberanía y diferenciación respecto al Estado español"

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  • Rafael Sánchez
  • Redactor de Nacional de OKDIARIO. Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

El Consell de la República, presidido por Jordi Domingo, ha planteado que Cataluña adopte un horario distinto al del resto de España, restando una hora a la hora oficial de la península. Según ha explicado Domingo, la iniciativa «no busca un cambio técnico inmediato ni obligatorio», sino un acto simbólico de «soberanía y diferenciación respecto al Estado español». La idea consistiría en que organismos, entidades, partidos independentistas y profesionales catalanes adopten un «horario propio», con el fin de generar un gesto visible de «autonomía cultural y política».

Como ejemplo, Domingo ha señalado que manifestaciones históricas como la Diada del 11 de septiembre, que normalmente se celebrarían a las 17:14, pasarían a realizarse a las 16:14 si se aplicara esta «hora menos». Aunque admite que la idea es minoritaria y difícil de imponer, la considera de «potencia extraordinaria» como símbolo de independencia y de identidad catalana.

El objetivo inicial sería que al menos 200.000 personas (aproximadamente el 2,4% de la población catalana) adoptaran voluntariamente el cambio horario, sirviendo de semilla para un posible efecto multiplicador.

Ahora bien, esta surrealista idea presenta una serie de dificultades como:

Otros proyectos del Consell

Además de esta propuesta horaria, Jordi Domingo ha recordado otros proyectos que buscan reforzar la identidad catalana, como el Fons Nacional Català, un fondo de inversión destinado a ahorradores catalanes. Sin embargo, el fondo también se encuentra en una fase inicial, con avances limitados hasta ahora.

Pese a ello, el Consell insiste en que estas medidas buscan «visibilizar la autonomía económica y cultural catalana», enviando un mensaje de identidad y cohesión a la sociedad catalana, incluso en medio de la incertidumbre política y la pérdida de relevancia de la institución.