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Sánchez se permite el lujo de llamar «hermanos» y «hermanas» a todos los españoles en tono sacerdotal

El presidente del Gobierno ha sacado pecho de "la paz social" de Cataluña

Pedro Sánchez se ha mostrado orgulloso este miércoles de cómo entiende que ha mejorado la situación en Cataluña gracias a su gestión, especialmente en lo que se refiere a «la paz social», un discurso que ha utilizado para hacer gala de su tono sacerdotal y, con él, referirse a todos los españoles como «hermanos y hermanas». Ha sido durante su comparecencia en rueda de prensa para hacer balance del curso.

El socialista ha echado balones fuera a la hora de asumir cualquier tipo de responsabilidad respecto a los problemas a los que se ha enfrentado Cataluña a consecuencia del independentismo (y a los que se enfrenta en la actualidad por la misma razón). De hecho, ha señalado a un único culpable: el PP.

En esa línea, Pedro Sánchez ha culpado a Mariano Rajoy, aunque lo ha hecho omitiendo el nombre del ex presidente popular. «Es muy importante recordar que mi administración en 2018 heredó del PP la mayor crisis territorial de la historia de la democracia. No hubo otra igual», ha declarado el jefe del Ejecutivo.

Lo que no ha mencionado es su colaboración para a la aplicación del artículo 155 de la Constitución española. Como líder del PSOE, Pedro Sánchez apoyó a Rajoy para aplicar dicho artículo (entre octubre de 2017 y junio de 2018) y adoptar así las medidas necesarias para para obligar a Cataluña al cumplimiento forzoso de sus obligaciones constitucionales y legales.

El líder socialista ha hecho alusión, para justificar sus palabras, al hecho de que hubiera «todo un parlamento que se rebela contra el orden constitucional», a las «leyes de desconexión» impulsadas y a la imposición de la independencia.

60.000 millones para ‘colocar a Illa’

Tampoco ha evitado referirse a la crisis económica catalana al acusar también al PP de que Cataluña perdiera «millones de euros en crecimiento económico», una valoración que hace justo en el momento en el que ha llegado a un acuerdo con ERC por el que ha claudicado con una cesión fiscal que costará 60.000 millones de euros a los españoles a cambio de que apoyen la investidura de Salvador Illa. Incluso los barones socialistas se han echado encima del presidente del Gobierno por el acuerdo.

Todo esto desembocó en un caos, ha apuntado, que dañó seriamente la reputación internacional de España – «hay que recordar cómo abrían los diarios en 2017»- y «quebró algo fundamental para el correcto funcionamiento del sistema democrático: la convivencia entre catalanes y entre hermanos y hermanas en el resto de España». Por todo ello, ha sentenciado, «no puede haber duda del compromiso con la convivencia y la paz social» de su Gobierno.