Sánchez despacha su cita con Rajoy como si fuera al médico: en 20 minutos
Apenas veinte minutos han bastado para confirmar las diferencias que separan a Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. «Era un encuentro prescindible», se encargó de constatar el líder socialista, desde el minuto uno de su comparecencia ante los periodistas.
Los tiempos de Sánchez son dos. El primero, de aquí al viernes, cuando Rajoy previsiblemente saldrá del Congreso como candidato no investido. «Cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente», dijo el socialista sobre lo que puede pasar después.
En cualquier caso, Sánchez insistió en esquivar cualquier responsabilidad de su partido en caso de unos terceros comicios. Corresponde «en exclusiva», dijo, a Rajoy «por su incapacidad de lograr una mayoría» en el Congreso. Esto es, para el líder del PSOE, lograr el apoyo de los partidos nacionalistas.
Más aún. El socialista se encargó de desbaratar la esperanza de Rajoy de presionarle con el acuerdo suscrito con Ciudadanos. «Si teníamos razones para votar en contra de Rajoy, después del acuerdo más aún», destacó. En su opinión, ese pacto- que incluye hasta un centenar de las medidas firmadas por él mismo con Rivera, el pasado febrero- solo reafirma la política «continuista» de la legislatura popular y no ataca lo que considera sus «elementos nucleares y lesivos»: la reforma laboral, la educativa y el letargo para abrir el melón constitucional.
«El señor Rajoy no solo tiene un problema aritmético, sino de credibilidad. Creemos que no es el candidato idóneo para liderar una reconstrucción del Estado del Bienestar», resumió Sánchez para después liquidar con un «no es solo lo que hay, sino lo que no hay», el por qué no apoya ahora un acuerdo casi compartido en su totalidad hace apenas medio año.
«Yo creo que, al final, la única intencionalidad ha sido no ofrecer nada al PSOE, sino escenificar que la responsabilidad de que no salga adelante su candidatura es del Partido Socialista», observó.
Sánchez ha evitado aclarar si, una vez fracasado Rajoy, buscará una mayoría alternativa. «El PSOE estará siempre en la solución», ha sido una de sus respuestas. «Es el tiempo de Rajoy», otra de las evasivas.
No obstante, añadió incertidumbre sobre sus planes y, en especial, sobre lo que suceda a partir del 25-S, fecha de las elecciones en Galicia y País Vasco. «El proceso de investidura no acaba este 2 de septiembre», dijo. Después añadió: «En política hay que contemplar todos los escenarios y ese es uno de ellos», admitió ante los periodistas
Rajoy: «Lo seguiré intentando»
Rajoy descartó darse por vencido pese a la rotunda negativa. «Yo lo voy a seguir intentando», aseveró, consciente de que es el PSOE el que «tiene la llave» para su investidura.
El candidato del PP ha defendido con insistencia la legitimidad de su partido para formar gobierno- «España necesita un Gobierno y ese Gobierno lo debe encabezar el PP, que tiene 52 escaños más que la segunda fuerza política»- y ha arrinconado a Sánchez en la irresponsabilidad de torpedear la recuperación económica y los compromisos con Europa.
«Es urgente la formación de gobierno porque estamos en una situación de anomalía y ese bloqueo no conduce a nada más que hacer daño», resumió Rajoy.
El candidato del PP descartó haber abordado con el socialista otras cuestiones al margen de la votación de esta semana, como un hipotético gobierno alternativo, y también haber tratado de buscar apoyo en los barones del PSOE. «Ni lo he hecho ni lo haré», prometió Rajoy en un gesto de «respeto» hacia el líder de la oposición. El presidente en funciones insistió de nuevo a Sánchez con la fórmula de un gobierno de coalición, que, en su caso, incorporaría también a Ciudadanos.
El PP, «dispuesto a lo que sea»
Al margen del acuerdo con Rivera, desde el PP aseguran estar dispuestos a ofrecer nuevas medidas a Sánchez para lograr su apoyo en la investidura. Entre ellas, según fuentes del partido, incluso una negociación de la reforma laboral, contestada por el socialista.
El vicesecretario de Organización del Partido Popular, Fernando Martínez-Maillo, aseguró este lunes que están dispuestos «a lo que sea» y «cuando quieran» con tal de que se pueda tener un Gobierno y evitar unas terceras elecciones. Una postura que confirmó también el responsable de Acción Sectorial del PP, Javier Maroto, quien pidió a Sánchez «estar a la altura de las circunstancias» y “dejar las siglas a un lado” por “motivos de Estado”.
Pese a ese pacto, Rajoy sigue precisando de seis escaños para ser investido en primera votación-para la que requiere de una mayoría absoluta- o de once abstenciones en segunda, cuando le bastaría una mayoría simple. «Le voy a decir que España necesita un Gobierno con urgencia y que unas terceras elecciones son un disparate», aseguró Rajoy este domingo.
Sánchez reunió a su ejecutiva este mismo lunes, unas horas antes del encuentro con Rajoy, para reafirmar la postura y abordar los últimos flecos a su intervención en el Congreso.
Según fuentes de la dirección socialista, Sánchez argumentará su intervención contra el candidato popular en los casos de corrupción que implican al PP y en los ‘vacíos’ que en su opinión deja el acuerdo con Rivera, como la reforma laboral, que no se deroga.
«Sería una irresponsabilidad permitir un gobierno que perpetúe los recortes y la corrupción”, afirmó este lunes el secretario de Relaciones Políticas del PSOE, Patxi López, en una entrevista en la Cadena SER.
Ferraz no descarta un Comité, tras el 25-S
Otra cosa es lo que suceda a partir del viernes. Los críticos de Sánchez, entre ellos la plana mayor de sus barones, han insistido en la urgencia de abrir una “reflexión” para reconsiderar la votación a Rajoy. Esto es, un Comité Federal que Ferraz no descarta.
“Si hay que consultar al Comité se consultará”, aseguró también este lunes la presidenta del PSOE, Micaela Navarro, a su llegada a la reunión de la Ejecutiva. En este sentido, Navarro defendió que el secretario general tiene capacidad ejecutiva de decidir por el partido “pero también un órgano que toma decisiones importantes”.
El escenario vendría entonces muy condicionado por la posible nueva fecha de la investidura, y por la proximidad de las elecciones en Galicia y País Vasco. Dos citas complicadas para los socialistas y en las que se enfrentan al riesgo de sorpasso de Unidos Podemos.
Existe práctica unanimidad en que ese comité no sería convocado hasta pasados esos comicios. Los estatutos del PSOE establecen que el máximo órgano entre congresos puede ser convocado de forma extraordinaria por la ejecutiva o por un tercio de sus 295 miembros. Del último cónclave socialista salió una conclusión, no escrita, para negar el apoyo a Rajoy, si bien desde entonces, la postura recibió distintos barnices.
“Si Rajoy se presenta con 170 escaños, ¿quién es el guapo que dice no?”, observó el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, de los primeros en abrir el melón de la abstención.
Algunos dirigentes animan incluso a Sánchez a explorar una mayoría alternativa, como la presidenta de Baleares, Francina Armengol, y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta. Este último dejó incluso abierta la puerta a un cambio de voto en caso de que el PP optase por un candidato alternativo. Una opción que Ferraz descarta.
La vía nacionalista
El ‘triple no’ en el que se insiste desde el núcleo de Sánchez deja una única salida al PP: buscar apoyo en los nacionalistas, como ya sucedió en la votación para la Mesa del Congreso.
El entorno del socialista insiste en que los números le saldrían al PP si explorase esta posibilidad, que al mismo tiempo les liberaría a ellos de haber facilitado un gobierno ‘conservador’.
No obstante, la vía del PNV permanece paralizada por la propia exigencia de Ciudadanos de no hacer cesiones a los nacionalistas- el texto firmado con Rajoy insiste en que no se permitirán las consultas por la autodeterminación, que sí defiende el partido vasco- y también por la negativa peneuvista a apoyar a Rajoy. Al menos, a día de hoy, con unas elecciones autonómicas en el horizonte.
No obstante, la opción no sería descartable en absoluto si el candidato, Íñigo Urkullu, precisase, como parece a la vista de los sondeos, del apoyo de otro partido ajeno a la izquierda abertzale para revalidarse como lehendakari. En ese caso, podría encontrar en el PP los votos necesarios a cambio de dar apoyo a Rajoy en una nueva investidura.