LUCHA CONTRA EL CÁNCER

Marcos, niño con sarcoma de Ewing, de la Fundación Ronald McDonald: “La familia es lo mejor que tenemos»

El Sarcoma de Ewing es un tipo raro de cáncer que afecta principalmente a los huesos

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Con tan solo 15 años, Marcos Muñoz se enfrenta a la lucha más importante de su vida: sarcoma de Ewing. Es un tipo raro de cáncer –parecido a una metástasis ósea– que afecta principalmente a la pelvis y a las caderas. Su travesía comenzó hace un año cuando tras varias pruebas médicas le comentaron a él y su familia el diagnóstico. Desde entonces, la Fundación Ronald McDonald ha sido su segunda casa. La primera vez que acudió a ella, estuvo 198 días (6 meses aproximadamente) y, ahora, se enfrenta a una segunda etapa tras una grave recaída. Su familia –María, Marta y Carlos– han sido siempre el pilar fundamental en la vida de Marcos. «Lo más importante que tenemos es la familia», explicaba emocionado en entrevista a OKDIARIO.

La sonrisa no se borra de la cara de los 4 integrantes de la familia, al menos, durante la grabación de este reportaje. María Casado es la madre del pequeño y consciente del largo viaje que les espera destacó el papel que realiza la fundación. «Cuando oyes hablar de cáncer parece que afecta a personas mayores, y claro, al entrar aquí en este hospital pediátrico, me quedé impactada», afirmaba. A marcos le han operado cuatro veces y debido al Sarcoma de Ewing le han tenido que quitar parte de la pelvis y cadera derecha. Ahora, en esta segunda travesía tras la recaída, el pequeño, se tendrá que someter a ensayos clínicos, radioterapia, operación (si es posible) y un auto transplante de médula. «Al final cuando te enfrentas a una enfermedad de este tipo siempre estás pendiente de qué puede pasar», argumenta María tras hablar de la recaída.

Carlos Pérez es el padre de Marcos. Detrás de las cámaras afirma que le encanta sacar sonrisas a su familia. «Es muy duro y a veces no es fácil»dice. «Recuerdo que le dije a Marcos que le iba a doler pero que yo iba a estar con él en todo momento», a lo que añadía :»Y así ha sido». Para Carlos, la enfermedad de Marcos, ha sido siempre lo primordial: «Viajaba todos días desde Burgos pero al final, no se puede sostener», lamentaba. Afirma también que la Fundación ha sido imprescindible para ellos: «Aquí hemos creado como una especie de familia en la que te preocupas por los niños de otros y ellos por los tuyos», afirmaba, diciendo además que para una familia normal pagar un piso en Madrid durante tanto tiempo para poder curar a Marcos es imposible.

Marta Muñoz es la hermana de Marcos. Es su ayuda incondicional y también su sombra en toda esta dura travesía. Con una tímida sonrisa y nervios se enfrenta, seguramente, a una entrevista difícil: «Dejé la carrera para poder estar con mi hermano y mi familia en la fundación». Cuando comienza su día su única misión es acompañar y ayudar a su hermano en todo lo que necesite: clases, medicinas… etc. Al hablar de su vida, los ojos de Marta comienzan a brillar: «No es fácil porque hay mucha gente que no lo entiende» y tras ver la emoción en su madre, María, se rompe a llorar. Gracias a que Marta realizó varios eventos en su pueblo (Santa Cruz de Bezana), en Cantabria se recaudaron 13.000 euros como empujón económico a la familia que, desde luego, no lo ha tendido fácil. A ello se suma que el Real Racing Club de Santander ayudo a la familia con 20.000 euros para poder afrontar el camino en Madrid. «Nunca olvidaré aquel día», comentaba Marcos con una sonrisa de oreja a oreja.

El joven fue sometido a un trasplante de cadera con una prótesis robotizada cuyo coste ascendió a 60.000 euros. Por ello todas las donaciones hicieron posible que hoy Marcos pueda llevar esa prótesis y poder andar apoyado en una muleta. María Casado da las gracias reiteradamente a la fundación por cómo se portan con todas las familias: «Es importante saber que aquí puedes venir con tu familia, porque en otras asociaciones es imposible. Mi familia ha dejado su carrera para estar con nosotros, y gracias a eso, estamos aquí los 4 unidos».

Tras la entrevista, en la planta principal, tiene lugar una fiesta de aniversario de la casa. Y allí se plasma todo lo que la familia ha relatado en la entrevista: los voluntarios se dejan la piel, los animadores ponen todo su cariño y los padres sonríen aunque sea sólo por 5 minutos. «Has visto, somos como una familia», dice Carlos señalando a los demás. «Una madre o padre solo con su niño enfermo es imposible que pueda aguantar», dice. Ellos, gracias a la fundación, han conseguido sentirse como en casa y, sobre todo, lo más importante, estar todos cerca de Marcos.

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