Javier Larrondo: «En Cuba se tortura sistemáticamente a los presos políticos»
Prisoners Defenders remite a la ONU su investigación sobre presos políticos y torturas en Cuba
Documenta 1.204 presos políticos en el último año por la “represión sin precedentes” tras las manifestaciones de julio
“Hay chicos de 13,14,15 años a los que han condenado a penas de prisión que superan su edad”
“Nos constan 34 niños y 4 niñas detenidas. 20 de esos niños han sido condenados a una media de 7 años de prisión”
Vea completa la entrevista con Javier Larrondo de Prisoners Defenders

“El resultado ha sido estremecedor”. Así comienza Javier Larrondo, presidente de Prisoners Defenders, organización de derechos humanos enfocada a Cuba y numerosos países asiáticos, el relato de la investigación que su organización ha realizado durante meses y ha enviado a Naciones Unidas poniendo cifras, nombres, apellidos y torturas a la represión del régimen comunista de Cuba. La conclusión: “En Cuba se tortura sistemáticamente a los presos políticos”.
Larrondo explica que “el 100% de los presos con los que contactamos a través de sus familias nos contaron que sufrían algún tipo de tortura. En los cuestionarios que les remitimos les indicábamos 15 tipos de tortura. El 77% nos contó que sufrían cinco tipos de tortura o más. Muchos de ellos nos dijeron que sufrían todos los tipos de tortura que les planteamos. El que más, Jonathan Torres Farrat, que es menor de edad [17 años]. También los casos de Iván Hernández Troya o José Daniel Ferrer, que está siendo -literalmente- asesinado en vida”.
A los nombres les siguen las cifras de la investigación: “Hay más de 1.500 procesados, de los que tenemos verificados, en este momento, 1.027 presos políticos. En el último año, desde abril de 2021, tenemos constancia de 1.204 presos políticos”. Las redes sociales, la telefonía móvil, Internet… facilita, como nunca había ocurrido en la dictadura cubana, la obtención de testimonios y datos precisos de los torturados… y de los torturadores. “Algún día tendrán que rendir cuentas”, señala Larrondo.
Niños y adolescentes
Javier Larrondo confirma que el régimen de Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel ha activado una represión “sin precedentes” desde las manifestaciones de julio pasado pidiendo “libertad” al son de ‘Patria y Vida’. Con los datos que sus fuentes les proporcionaban sobre el terreno estiman que, por aquellos días, se produjeron de 5.000 a 8.000 detenciones. “Recibieron palizas tremendas con bates de beisbol y los tiraban a camiones. Muchos de los detenidos son chavales de 15, 16, 17 años que afrontan condenas de cárcel que superan su propia edad”, explica. A ello sigue, el acoso a sus familiares en el exterior que pueden pasar semanas o meses sin tener noticias del detenido: “Les rodean la casa, les vigilan las redes sociales, les cortan las comunicaciones, les amenazan… Viven en un ambiente de persecución constante”.
De los 1.027 presos políticos, Prisoners Defenders tiene documentados 34 niños y 4 niñas. 20 ya han sido condenados a una media de 7 años de prisión. Al 40% de esos niños y niñas los han condenado por sedición. En total, 652 presos de las protestas de julio ya han sido sentenciados. 259 con penas de más de 10 años.
Las cifras de las torturas
“Lo que los presos y sus familias nos cuentan es atroz”, señala. Y lanza más cifras detrás de las cuales hay un cubano torturado por sus ideas: “Para que te hagas una idea, el 76% sufre maltrato verbal; al 85% se les niega la comunicación con sus familiares y abogados; el 66% dice sufrir amenazas directas a su integridad física o a la de sus familias en el exterior de la cárcel; el 57% sufre confinamientos en celdas de castigo; el 54% cuenta que usan el cambio brusco de temperatura como método de castigo; el 56% sufre agresiones físicas”.
Larrondo destaca algo especialmente inhumano: “Al 100% se les niega la atención médica por enfermedades graves como cáncer o diabetes o personas que necesitan medicación diaria por tensión arterial alta o por la atención de las propias palizas que les dan. Ninguno recibe atención médica”. Dice Javier Larrondo que “en Cuba cuando entras en prisión por razones políticas sales con secuelas gravísimas que acortan tu vida”. Y cuenta que “ellos matan a la gente en prisión. A los enfermos terminales sólo se les excarcelan cuando ya saben que están a punto de morir en pocos días. No quieren que mueran en prisión. Wilmar Villar Mendoza murió tras 56 días en una celda de castigo con una neumonía de caballo. Lo sacaron al hospital y, justo, murió al día siguiente”.
Hay algo que llama la atención: el nivel de maltrato asumido que tienen ya los cubanos como si fuera normal. “Fíjate -dice- cuando ellos denuncian una agresión física están denunciando una paliza auténtica. Cuando me cuentan algunas cosas [otro tipo de golpes], yo les pregunto por qué no lo han denunciado antes de llegar a la paliza y dicen que eso es normal”.
Cuenta Javier Larrondo que las palizas en las comisarías de policía son habituales. “Tengo el testimonio de personas que se han orinado encima del dolor tan grande que sufrían sin poder aguantarlo. En julio pasado, hacinaban a 30 ó 40 detenidos en celdas con capacidad para 4 ó 5. Sin mascarillas. Muchos cogieron el covid. Ningún médico les trató”. Larrondo describe que allanar domicilios en Cuba para detener disidentes es habitual.
El “sadismo” del régimen cubano
Para Javier Larrondo, “el grado de sadismo del régimen cubano ha sido siempre muy similar. Lo que pasa que en los primeros tiempos no tenían una estrategia para ocultarlo. Hoy, tienen una metódica muy clara. Por ejemplo, no hacen fusilamientos porque saben que internacionalmente les va a penalizar. Si le dan una paliza a un preso y lo dejan lleno de moratones o con fracturas le prohíben las visitas durante 15 días o un mes y lo aíslan sin luz para que los moratones le bajen”.
Javier Larrondo describe los delitos comunes que se usan para encubrir la represión política. “Los técnicos de Naciones Unidas ya han condenado el Código Penal cubano”, comenta destacando lo de “técnicos”. Larrondo no tiene ninguna fe en Michelle Bachelet y los políticos de la ONU. Algunos de esos delitos comunes tienen una denominación curiosa como el de la “peligrosidad social predelictiva. Muchos de estos tipos penales están basados en la Ley de Vagos y Maleantes de 1933, de Manuel Azaña, en la II República. Esa legislación en Cuba mantiene hoy a 11.000 personas en prisión. La causa -se dice en los sumarios- es que se observa un comportamiento contrario a la moral socialista”. Condenas de cárcel por “observar” actitudes y comportamientos “predelictivos” [sic] de algo tan indefinido y subjetivo como la “moral socialista”.
Acoso sexual y violaciones
Larrondo ha documentado también los casos de 131 mujeres presas políticas. En su interés por “disimular” la represión, cuenta que no hay, prácticamente, casos de abusos sexuales en comisarías o prisiones. Pero da un dato estremecedor respecto a la investigación que Prisoners Defenders hizo sobre las misiones de médicos y maestros de Cuba en regímenes amigos como Venezuela o Bolivia: “El 40% de las mujeres destinadas a esas misiones denuncian acoso sexual por parte de los funcionarios cubanos al frente de las mismas. Tengo documentado que el 5% son violadas por los jefes de misión y funcionarios cubanos usando violencia o bajo la coacción de perseguir a sus familiares en la isla”.
Esta es la Cuba de hoy, 63 años después, que elogian miembros del gobierno de Pedro Sánchez como Yolanda Díaz, Alberto Garzón, Ione Belarra o Irene Montero. La Cuba a la que Sánchez no se atreve a llamar “dictadura”.