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El incendio del Supremo en 1908: ¿accidente o fuego provocado para proteger el reinado de Alfonso XIII?

Francisco Marco relata todos los datos de un incendio en el Tribunal Supremo donde estaba una demanda de paternidad presentada por dos hijos bastardos de Alfonso XII

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Francisco Marco (Barcelona, 1972) es detective privado. Un detective, además, muy mediático al que muchos conocerán por la prensa, ya que su nombre ha estado presente en diferentes asuntos políticos muy importantes de nuestro país. La chispa de la investigación está muy dentro de Marco, razón por la que, probablemente, no puede esquivar el deseo de ir de una pista a otra cuando un asunto misterioso y poco esclarecido se presenta ante él.

En las manos de este detective cayó la historia de un sumario judicial de 1908 que expone una demanda de paternidad contra el rey Alfonso XII. Un hecho que, de haber prosperado, hubiera podido cambiar el rumbo de la dinastía de los Borbones. Todo el misterio de este caso de aires regios lo ha plasmado Marco en su nuevo libro: El Sumario.

En sus páginas el protagonista es Alfonso Torquemada. Un periodista que lucha por cada una de sus informaciones y que, además, posee principios e ideas que defiende con vehemencia cuando, a menudo, se enfrenta con el director del periódico para el que trabaja.

La corona de Alfonso XIII en peligro

La trama comienza con un incendio en el Tribunal Supremo, ubicado en el Barrio de las Salesas de Madrid. El fuego se desató en 1915, dejó varios fallecidos y también grandes pérdidas materiales, como obras de arte y sumarios judiciales importantes. Desde el primer momento, Torquemada sospecha que el incendio puede ser intencionado y que se ha provocado para destruir una demanda de paternidad que afecta directamente a la Corona española. La cual descasaba en ese momento de 1915 sobre la testa de Alfonso XIII, hijo del matrimonio del rey con María Cristina de Habsburgo, la cual ostentó la regencia hasta que el muchacho cumple los 16 años en 1902.

De la Reina madre, además, siempre se ha destacado su disciplina germánica, su amor por su hijo y el poder de manipulación que ejercía sobre él. Es por ello que ese incendio del Supremo miraba directamente a los ojos de la alemana, como una de las grandes beneficiadas de la desaparición de aquellos documentos bajo las llamas, donde se ponía de manifiesto la existencia de hijos adulterinos de Alfonso XII con la artista de ópera, Elena Sanz.

Unos hijos ilegítimos de Alfonso XII, Alfonso y Fernando Sanz, que querían su parte y reconocimiento, y para ello no dudaron en llevar a cabo maniobras de chantaje a la Casa Real. Y es que esa demanda de paternidad no es un asunto baladí porque Alfonso Sanz era mayor que Alfonso XIII, lo que le convertía en el primogénito y en posible heredero de la Corona.

El bastardo no reinó

A Alfonso y Fernando Sanz, los bastardos de este caso, los defendía en su momento el abogado galo Fernando Labori, muy conocido en su época. Como sabemos, el hijo de la soprano no reinó jamás, todo porque, de acuerdo con el relato de Marco, hecho expuesto en el libro, la Casa Real accedió al chantaje para evitar el escándalo que se venía, firmando los hijos de Alfonso XII con Sanz un documento donde renunciaban a reclamar el trono de España a cambio de privilegios económicos.

Pruebas que fueron pasto de las llamas

Aunque tras el incendio se han hecho algunos intentos de saber qué pasó con las pruebas que había en el Supremo, poco se ha conseguido, ya que gran parte de las pruebas determinantes fueron pasto de las llamas. Pero eso no frenó al detective en su empeño de encontrar pistas sobre el sumario de 1908, quien logró encontrar material que perteneció a Labori –el abogado–, donde pudo hallar documentos como el original de la demanda, cartas con el marqués de Borja, banquero de la Corona Española, y otras personalidades importantes cercanas al rey Alfonso XIII y la reina María Cristina.

Torquemada intentará llegar al núcleo de la verdad y conocer si aquel incendio en el Tribunal Supremo fue un accidente fatídico o una maniobra para acabar con todo documento legal que pudiera arrebatar la corona a Alfonso XIII, esposo de inglesa Victoria Eugenia y huido a Francia con la llegada de la Segunda República.