Federico J. Losantos: «Si gana Sánchez, esto se acabó y la derecha no está preparada para asumirlo»
Federico Jiménez Losantos lleva años repitiendo que el problema de la derecha radica en el absoluto desprecio que sienten sus dirigentes políticos por sus votantes, por su base social y los valores que defienden. Es lo que acuñó con el ya célebre término de maricomplejismo, esa institucionalizada tendencia de las siglas de la derecha política a traicionar a sus votantes una vez que llegan al poder. ¿De dónde provienen los complejos de la derecha política y por qué a la derecha social le irritan tanto en sus representantes que deja de votarlos? La respuesta está en El retorno de la derecha (Espasa), un ensayo de vértigo escrito entre la esperanza y la desesperación; la esperanza que surge al constatar que sí existe una base social suficiente para echar a la izquierda y la desesperación de no ver a los dos partidos -PP y Vox- construir una alternativa sólida y fiable al sanchismo. «Si gana Sánchez, esto se acabó y la derecha no está preparada para asumirlo», advierte Losantos.
La arqueología de los complejos de la derecha nos lleva hasta la Guerra Civil. «Hay una, el hecho histórico, que es la vivencia de la República, de la guerra civil, del terror rojo en la Guerra Civil y luego del franquismo. Evidentemente, la derecha sociológica española viene del bando nacional de la guerra. Los representantes de la derecha sociológica española que ha tenido desde la democracia, que trae la derecha que traen los franquistas, que traen el Rey, Suárez, Torcuato Fernández Miranda, que esos son los que traen la democracia. Es la derecha la que tenía un proyecto, que era entrar en Europa, que era, digamos, aprovechar todo lo que había mejorado materialmente España con el franquismo, que en la segunda etapa es espectacular».
«La derecha hace la Transición, la izquierda no, porque no tenía ningún proyecto. La izquierda no creía que se podía pasar de una dictadura a una democracia, de la ley a la ley que significaba conservar la propiedad, conservar los cambios del franquismo. Y eso se hace casi milagrosamente. Pero porque sólo la derecha tiene ese plan. La izquierda se suma porque no tiene más remedio, sobre todo porque Juan Carlos ve a Carrillo, que es un tío jubilado y antes de que lo jubile Tamames lo coge él, sabiendo que para seguir en política va a aceptar la monarquía, la bandera, la unidad nacional, es decir, todo lo que se supone que combatía la República y el Partido Comunista», explica Losantos.
Sin embargo, el franquismo apuesta por el PSOE, porque le tiene miedo al Partido Comunista. «¡Exactamente!», exclama Federico. «¿Por qué? Porque Franco había vencido al comunismo. Pero es que el comunismo era el de Largo Caballero, que era el PSOE. Y todo eso se había perdido. Se había ido perdiendo porque el franquismo renuncia a contar la historia. Franco era un militar, no era un político. Y desgraciadamente con el franquismo yo estudié ya en los años final de los 60, 70, y la universidad ya estaba en manos de los comunistas, en plena dictadura. Es decir, habían abandonado, digamos, la lucha ideológica. ¿Por qué? Porque la tecnocracia con el Opus piensa que la economía va a arreglar la guerra civil. Es decir, España vive mucho mejor, las familias están reconciliadas, todo el mundo se habla con todo el mundo, todo el mundo tiene un negocio. Quien más, quien menos, ha hecho dinero. Todo el mundo tiene una casa en propiedad. O sea que antes de la guerra era impensable. Todo el mundo en España es el país con más casas en propiedad de Europa. Ese cambio que ha habido. Piensan que con eso se arregla la política y eso es una cuestión de fondo».
El problema es que con Suárez, con el mismo Fraga y luego incluso con Aznar y sobre todo con Mariano Rajoy, que ha sido lo peor que le ha pasado a la derecha en los últimos 40 y tantos años, se olvidan que la derecha social tiene sentimientos y que tiene una serie de valores que no son exactamente políticos. O sea, la izquierda es más política. La izquierda cree en su partido en el poder mediante un partido socialista o comunista. La derecha cree en la propiedad, cree en la familia, cree en la nación, cree en la religión, cree en el esfuerzo, en el ahorro, en la meritocracia. Estos son valores civiles y por lo tanto, digamos que les da igual un partido que otro siempre que los defienda. Cuando alguien lo propone, lo votan. La derecha social nunca se ha roto, jamás se ha pasado al seis. Es decir, la derecha social tiene claro que hoy esos valores son incompatibles con los de la izquierda. En cambio, la derecha política no la hecha política, está empeñada en pactar con una izquierda a la que su base social rechaza y rechaza con motivo», concluye Losantos.
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